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Capítulo 0016

**Callan

Mis ojos se posaron en ella tan pronto como entramos al bar. Casi había olvidado que el equipo de Luca me había invitado a tomar unas copas hasta que Roman me llamó y me pidió que saliéramos. No pensaba beber con ellos, pero tener a Roman a mi lado me dio una buena excusa para poder salir temprano o quedarme más tiempo, dependiendo para qué lo necesitaba.

—Oye —intervino Roman. Me dio un codazo en el brazo y asintió hacia la mesa—. ¿Esa chica te resulta familiar? El que tiene el pelo largo y castaño y un lindo rac...

Le devolví el codazo.

—No hables así de mis empleados —gruñí.

Roman soltó una carcajada. Pero por la sonrisa en su rostro me di cuenta de que ya sabía la respuesta a la pregunta.

El equipo nos vio y nos indicó que nos acercáramos a la mesa, sacando un par de sillas en los extremos para que nos sentáramos.

—¡Jefe! —Gary, el encargado de los asuntos legales, gritó—. ¡Decidiste venir después de todo!

Forcé una sonrisa y asentí. Aunque traté de no ser obvio al respecto, era muy consciente de que Isa estaba sentada allí entre Myalin y David, quien tenía su brazo alrededor del respaldo de su silla.

Isa estaba mirando hacia la mesa, con el cabello suelto delante de su cara.

Por un tiempo, me pregunté por qué ella nunca parecía querer mirarme, pero después de recordar esa noche todo tuvo sentido.

Ella me conocía. Ella tenía que.

—Está siendo un poco obvia, ¿no crees? —Roman se inclinó y me susurró al oído.

Lo aparté con un empujón.

—Este es mi primo Roman, todos.

Todos sonrieron y saludaron para darle la bienvenida. Incluso Isa levantó la vista por un momento para Asentir. Aún así, estaba segura de que desviaría su mirada de mí.

—Solo estábamos hablando de romances de oficina —dijo Tiffany con un leve insulto. Supuse que no era el único peso ligero aquí.

Mi pecho se sacudió. ¿Romance en la oficina? Entonces... ¿podría ser por eso que no quería mirarme?

Miré nerviosamente alrededor de la mesa, tratando de entender la situación.

Jonas le lanzó a Tiffany una mirada penetrante y luego me sonrió inocentemente.

—No es eso... Nosotros ... ya sabes... siempre hay alguien enamorado de otra persona.

Sonreí a medias y me serví una copa del vino que estaba sobre la mesa.

—Seguir. Habla, dije. —Sólo finge por la noche que no soy tu jefe. Además, Candance es la única persona a la que le importan ese tipo de cosas, ya que es la Directora de Recursos Humanos.

Román se rio entre dientes.

—Entonces, ¿quién tiene chispas entre ellos? —preguntó, apoyándose juguetonamente contra la mesa. Miró a su alrededor—. Usted me puede decir. De todos modos, no trabajo allí y soy mucho más genial que este traje de Armani que camina y habla por aquí.

Tomé un sorbo de vino. Agrio, seco.

—¿Son ustedes dos? —preguntó Roman, señalando a Isa y David.

Camuflé mi sorpresa con otro sorbo de vino agrio. Pero la vi estremecerse, sentarse erguida en su silla, con los ojos muy abiertos y preocupada antes de entrecerrarlos.

—No me involucro con mis compañeros de trabajo —afirmó con total naturalidad.

El latido de mi corazón disminuyó mientras me empapaba de sus palabras. Quizás por eso estaba siendo tan distante conmigo.

David se rio y le quitó el brazo.

—La conocí esta semana. Se necesitan más de unos pocos días para convertirse en pareja.

Entonces él no lo negaba. Tal vez ya había comenzado a desarrollar un enamoramiento por ella. Por la forma en que la miró por el rabillo del ojo, parecía que de seguro esa era la verdad.

—Entonces, ¿qué vas a hacer con esta situación? —susurró Román.

Miré a Isa, quien al final encontró mi mirada. Su mirada era intensa y punzante, e hizo que mi corazón volviera a la vida.

¿Qué haría yo... esa era la pregunta de hecho...

***

—Maldita sea, ya son casi las diez —gemí para mis adentros.

Jeffery había dejado la oficina hacía mucho tiempo y me dejó para concentrarme en mi trabajo. Al parecer, el papeleo era el tema de mi vida, pero hacía que todo siguiera funcionando.

Me tomé un descanso para pasear por la oficina vacía y llamar para pedir comida rápida a domicilio.

Al pasar por los pasillos, era tentador no detenerse y mirar más de cerca la oficina de Isa. Miré la placa de identificación en su puerta cerrada. Su nombre era bonito... Isa. Me pregunté qué significaba.

No, me preguntaba qué pensaba ella de mí. Pensé en las últimas semanas, en especial en la noche en el bar con el equipo de Luca. Isa se había mostrado particularmente distante de mí, lo que de verdad me molestaba.

Por otra parte, ella de seguro sentiría lo mismo si de verdad me recordaba desde el principio. Estaba caminando, sin idea durante tanto tiempo con ella colgando justo debajo de mi nariz. Incluso mis sueños habían estado intentando hacerme recordar.

Cuando llegué al primer piso donde me encontré con el repartidor, me burlé de mí mismo. Fui tan idiota. A pesar del alcohol en mi organismo antes y después de conocerla, debería haber hecho un mejor trabajo recordando.

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