Masuk—Liam, el padrastro de Selena, está aquí en la manada Silver Crest. Insiste en verla.No supe ni qué pensar y levanté la mirada de una pila de documentos de la manada. Antes de que pudiera decir algo, la puerta de la oficina se abrió desde afuera.Mi asistente intentó detenerlo, pero se lo impedí.—Puedes retirarte.—Sí, Luna.Le serví un vaso de agua. Un segundo después, me lo arrojó a la cara. Por si fuera poco, una cachetada me resonó en la cara.El sabor a sangre me inundó la boca.—¡Maldita!Liam me apuntó con el dedo y gritó:—¿Quién te crees para apoderarte de los bienes de la manada Luna Negra?—La manada Luna Negra era un cascarón vacío. Es mejor que yo controle su patrimonio a que caiga en manos de extraños.Saqué unos pañuelos y me sequé lentamente el agua de la cara.—Además, creo que no entiendes la situación. Ya no existe la manada Luna Negra. Si quisiera, mañana mismo podría cambiarle el nombre.Liam me señaló, temblando de coraje.—¡Loba malagradecida! Te apoderaste del
Selena se desplomó en el suelo.Me miró como si fuera la diosa de la venganza que había venido a reclamar su vida.La noticia de la alianza matrimonial entre el Alfa de la manada Silver Crest y una guerrera de la manada Luna Negra sacudió a toda la comunidad de hombres lobo del norte.Todos sabían que la manada Luna Negra llevaba años en decadencia, y que aquella guerrera Beta acababa de ser rechazada en público por un Alfa, con su reputación destrozada.Nadie se explicaba por qué el poderoso Alfa Jasper, de sangre pura, elegiría a una Beta rechazada como su Luna.Incluso Kade estaba confundido. No lograba descifrar a qué estaba jugando Jasper.Antes de que Kade pudiera reaccionar, los himnos sagrados para la coronación de la Luna comenzaron a sonar.Levantó la mirada al escuchar la música y vio cómo se abrían las puertas del salón ceremonial.Una mujer, ataviada con un vestido de Luna blanco plateado, caminaba lentamente hacia el altar.Cuando por fin le vio la cara, la mente de Kade
No sé cuánto tiempo pasó. Sentí que me ahogaba en ese beso, tan largo. Un instante antes de quedarme sin aire, Jasper apartó sus labios un poco, pero se resistía a separarse del todo, dándome un beso en la comisura de la boca.—¿No me deseas?—Sí.Su voz sonó rasposa contra mi oído, su aliento de Alfa recorriendo mi cuello acalorado.—Ahora no.—Sabes lo que quiero, Anya.Sonreí forzadamente.—Lo único que puedo ofrecerte es venganza.Su manzana de Adán se movió bajo su piel pálida. Su instinto de Alfa lo impulsaba a marcarme, pero la razón lo frenaba.—Lo único que importa es que tú quieras. Yo me encargo de lo demás. Que no se te olvide que, además de ser el Alfa de la manada Silver Crest, también controlo la red comercial más grande del norte. No dependo de ninguna manada. Así que confía en mí, solo por esta vez. No me importa si me usas o si soy un escalón en tu camino. Lo que quieras, yo te lo doy.—¿Y si quiero ser tu Luna?En ese momento, quería probar cómo se sentía estar en la
El funeral se llevó a cabo tres días después. No vino mucha gente, principalmente los viejos compañeros de armas de mi padre.Yo permanecía en silencio frente a la lápida, vestida con el atuendo negro y formal de guerrera.—Hermana, te acompaño en este momento de dolor. No te pongas así. Que tu padre haya aguantado tanto demuestra lo buena hija que fuiste. Pero ahora nos tienes a nosotras, somos tu familia.Al escucharla, le lancé una mirada indiferente a mi madre, que iba vestida de forma ostentosa. Selena, por su parte, apretó la mandíbula y siseó en un tono que solo yo podía escuchar:—Ni se te ocurra pensar que eres parte de nuestra familia. Eres un ave de mal agüero. Tú mataste a tu propio padre con tu mala suerte, ¿y ahora quieres traernos la desgracia a nosotras? Si te hubieras quedado como la simple Beta que eres, calladita y sin dar problemas, a lo mejor tu padre habría vivido unos años más. Pero no, con una hija tan problemática como tú, seguro sintió que su vida era una mald
Apenas había dicho eso cuando Jasper se interrumpió, molesto. Escucharme menospreciarme con esa indiferencia fingida había despertado sus instintos protectores de Alfa.Me quedé paralizada, sin saber qué decir.—Perdón.Su voz de Alfa sonó grave y solemne. Ahora la nerviosa era yo. Agité las manos de un lado a otro.—No, no… no es eso…—No tenía idea de todo lo que tuviste que aguantar por esos rumores.Mi cara se quedó rígida.—Nunca dije nada porque… me gustaba que la gente nos relacionara. Sentía que eso nos conectaba, que me hacía especial para ti de una forma que los otros Alfas no lo eran. Te dejé una carta antes de irme a entrenar al otro continente, pero nunca…Una alerta urgente en su comunicador lo interrumpió. Era la clínica de la manada.Sin que me importara nada más, contesté la llamada. Después de escuchar al sanador, me quedé inmóvil un buen rato tras colgar, con un ligero temblor en las yemas de los dedos.—¿Qué pasó?—Llegó una hierba muy difícil de conseguir que puede
Antes de que el cenicero de plata tocara el suelo, giré sobre mis talones y le di una patada a Selena en el estómago.El dolor la hizo doblarse.—Todos lo vieron. Actué en defensa propia.Me incliné y le susurré al oído a Selena:—Me llamaste Beta inútil, ¿no? Perfecto. Arreglemos esto como lo haría una guerrera Beta. ¿Te encanta hacerte la víctima y distorsionar la verdad? Te voy a dar una razón en serio para que llores.Había entrenado combate con mi padre desde niña. Mi fuerza superaba por mucho la de una loba común y corriente. Lidiar con dos hijas de Alfa consentidas fue pan comido.Cuando llegaron los guardias de la manada, tenía la mano izquierda enredada en el cabello de Selena y el pie derecho en la espalda de su amiga.Daban lástima, con la cara hecha un desastre de mocos y lágrimas.Selena se cubrió la cara y chilló:—¡Sabía que estabas fingiendo todo este tiempo! ¡¿Crees que Kade y Jasper van a querer a una Beta insignificante como tú cuando vean lo salvaje que eres en real