MasukEra Gael. Últimamente era increíble; parecía que se lo encontraba en todos lados.Él la sujetó por los hombros, su voz teñida de preocupación.—¿Estás enferma?—El corazón me ha estado dando problemas, así que vine a que me revisaran. No es nada grave. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?—Yo…—Gael.Las palabras de él se vieron interrumpidas. Clara levantó la mirada y vio a Evy salir del área de ginecología. Llevaba una hoja de resultados en la mano y, al acercarse, se colgó del brazo de Gael con una sonrisa radiante.—El doctor dijo que el bebé está perfecto. ¡Ya hasta se escucha su corazoncito!Clara sintió que las piernas le temblaban y estuvo a punto de caer. Las manos firmes de él la sujetaron por el brazo, impidiendo que se derrumbara.Evy fingió no conocerla.—¿La conoces?—Sí.Una sonrisa burlona asomó por un instante en los labios de Clara.“Frente a su esposa, yo no soy más que una conocida.”“El bebé de Evelyn también acaba de tener latido. Eso significa que tenemos más o menos el mismo
Ahora, lo único que quería era arreglar el desastre que había dejado atrás y largarse de ese lugar que tanto la había lastimado.Fue en ese momento que comprendió lo poco fiable que era el amor; al final, solo podía contar con su familia.—Antes era muy inmadura, solo quería comerme el mundo, pero ahora veo que no hay como estar en casa.—No te preocupes. Ya casi terminas la universidad antes de tiempo, falta muy poco para que vuelvas. Y si extrañas mucho, pide permiso en la escuela y ven unos días. Papá y mamá también te extrañan.Clara asintió con fuerza. Por su familia, por la gente que la quería, tenía que resolver todo aquí antes de volver.Se despidió de Sara con la mano. Sara había sacrificado tanto por la familia… A partir de ahora, ella también se esforzaría más por su familia.***Clara salió del aeropuerto y tomó la autopista al hospital.La idea del aborto la hizo soltar el volante con una mano para, por instinto, tocarse el vientre.Sintió dolor. En cuanto salió de la auto
La ama de llaves entró apresuradamente.—Trae a un par de empleados para que vengan a mover el sofá.Clara se llevó las manos a la cabeza, sintiendo que el corazón le martilleaba sin control. ¡Si movían el sofá, él descubriría lo del embarazo!—Enseguida.La ama de llaves salió de la habitación.—¿Quieres mover el sofá para buscar una mancuernilla?—Sí.—Es solo una mancuernilla, no es para tanto.No quería que moviera el sofá.—¿Cómo no me va a importar? Fue el regalo de cumpleaños que me diste. Solo se cayó debajo del sofá, lo movemos tantito y listo.El pánico se apoderó de ella. ¿Qué podía hacer? Poco después, entraron un par de empleados.Gael señaló el sofá.—La mancuernilla se cayó debajo. Muévanlo.Los empleados se pusieron a trabajar.Su corazón latía con una fuerza desbocada, un tamborileo incesante en sus oídos. Tenía que pensar en otra cosa.“Igual, él ni siquiera quiere a este bebé. Cuando lo descubra, ya encontraré la forma de no tenerlo.”Al mover el sofá, apareció el in
Sara siempre se movía con una determinación que se reflejaba en su paso acelerado. Clara estaba sentada en el vestíbulo y no tardó en ver salir a su hermana.Detrás de ella, apareció Gael. No fue sino hasta que llegaron al auto que Gael le sujetó la muñeca y la acorraló contra la carrocería.—Viniste hasta aquí solo para advertirme. ¿Te preocupa que le haga algo a tu hermanita o es que ya te enamoraste de mí?La voz suave de él tenía una cualidad penetrante que pareció resonar en Sara. Ella lo apartó de un empujón y se rio con desprecio.—Nunca me interesaste, y eso no va a cambiar. No te hagas ideas.Clara estaba demasiado lejos para escuchar la conversación, pero podía ver sus gestos. Era obvio que él estaba insistiendo, pero Sara lo había rechazado sin dudarlo un segundo.Esto solo confirmaba sus sospechas: Sara era el amor imposible de Gael, la mujer que nunca podría tener. Su hermana era incluso capaz de resistirse a sus encantos.Y ella… Ella no se le comparaba en nada. Se alejó
Clara se bajó del auto en el estacionamiento y reconoció el Maybach de Gael. Su auto era discreto, pero la placa no lo era. Cualquiera que viera esa matrícula sabía que le pertenecía a él.Entonces, ¿Sara había venido a ver a Gael? Clara encontró un lugar en el vestíbulo y se sentó. El ambiente, con sus luces parpadeantes y la música resonando por todas partes, la hizo sentir fuera de lugar, pero se obligó a soportar.Mientras tanto, Sara entró al privado. Dentro solo había dos personas: Sergio y Gael.Parecía que Clarita no se equivocaba: eran muy cercanos. Sara caminó hacia Gael y se sentó a su lado.Tenía las piernas cruzadas y fumaba recargado con actitud despreocupada en el respaldo del asiento. Las volutas de humo que lo envolvían le daban un toque de misterio a su atractivo. Gael bajó las piernas, se enderezó y le ofreció una copa de vino a Sara.La aceptó, le dedicó una mirada rápida a él y luego observó a Sergio. Decidió no mencionar nada del negocio; no quería delatar que su
—¿Qué pasa?Sara miró a Clara con una actitud muy seria.—Ya lo viste hoy. Gael es de lo peor, un patán. Tienes que mantenerte lo más lejos que puedas de él, ¿está claro?Para tranquilizar a su hermana, Clara asintió.Pero la advertencia de Sara llegaba demasiado tarde. Hacía mucho que había caído en la trampa seductora de Gael, y apenas ahora estaba abriendo los ojos. El problema era que todavía tenía un desastre que resolver.—Creo que este proyecto con CifraTech ya no es viable. Reservé un vuelo para mañana a primera hora. Me voy a descansar.Sara entró a su habitación. Clara también fue a la suya y se dejó caer en el sofá, con la mirada perdida en la nada.Llevaba días con los nervios de punta. No había sido capaz de recoger un simple resultado de la prueba de embarazo.El intento de esa noche también se había visto frustrado, y ya no tenía ánimos para volver a intentarlo.Sara se despertó un rato después. Al ver que la luz del cuarto de Clara seguía encendida, pensó que se le habí