Capítulo 89

El punto de vista de Dante

Lola se quedó allí, pateó la puerta detrás de ella, abrió su túnica, la dejó caer al suelo, y se me presentó como la fiesta que es. No esperé a que me lo dijeran; era hora de complacerla. Era imposible para mí sacudir la sensación de que se había olvidado de mí. Forcé ese pensamiento al fondo de mi mente, me puse a mis pies, envolví mis brazos alrededor de ella, y la tiré hacia mi pecho, sintiendo su piel desnuda rozar contra mi pecho desnudo mientras ambos estábamos expuestos.

Le mordí el cuello y soltó un gemido mientras lo hacía. Ese gemido expulsó de mi mente todos los pensamientos desfavorables que me habían estado molestando.

Pero, ¿cómo puedo? ¿Cómo se supone que voy a ignorar el hecho de que ella no recuerda quién soy?

"Ojalá pudieras recordar nuestra promesa, lo que eres para mí. Me gustaría que pudieras recordar cómo solía hacer todo por ti como un tonto en el amor, pero podría confesar mi amor por ti." Ella no dio una respuesta. Ella se dio la vue