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Capítulo 09
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Tres años de olvido, un divorcio y lágrimas Capítulo 100
Mi respuesta, tan segura y directa, dejó perplejo al director. Luego preguntó: —Ayer, en el chat del viaje del hospital, apareció una foto tuya con el doctor Efrén, de anestesiología del Hospital Sinya. ¿Qué opinas de eso?—Siendo un congreso de intercambio, obviamente mostré la amabilidad y buena onda que nos caracteriza en el Hospital PAZ. Y sobre la escena de la foto, donde el doctor Efrén me está sosteniendo, fue simplemente porque la cubierta del barco se movió y él, como todo un caballero, me ayudó a no caerme.Quizá fue por mi mirada tan directa, pero la expresión del director ya no era tan dura como al principio.Después de un breve silencio, me dijo: —Por ahora, regresa a tu trabajo. Vamos a investigar este asunto a fondo.No podría estar más de acuerdo.Solo me preguntaba a quién le habría caído tan mal como para que mandaran una carta anónima a Recursos Humanos.Me tocaría esperar pacientemente los resultados.Lo que menos me esperaba era que, justo al salir de Recursos Huma
Tres años de olvido, un divorcio y lágrimas Capítulo 99
Jamás pensé que volvería a estar en el ojo del huracán, y mucho menos así.Y Abril, la misma que provocó que todos me juzgaran, fuera de su disculpa en el grupo, no me había escrito en las cuatro horas que habían pasado desde el incidente.Si no me hubiera topado a Mateo de pura casualidad, seguiría sin saber nada.Lo que más me dolía era que mi esposo, Zaid, mi compañero en este viaje, el gran director Gómez, al ver la ‘metida de pata’ de Abril, no solo no dijo nada para defenderme a mí, su esposa, a la que arrastraron injustamente al centro del chisme, sino que salió de inmediato a defender a Abril.Con razón la chava ni me mandó un mensajito para disculparse.¡Seguro pensó que no era para tanto y, con el respaldo de Zaid, le valió!¿Y yo?Sin darme cuenta, me tomaron una supuesta "foto del destino", que luego, misteriosamente, compartieron en el grupo. ¿No era una injusticia?Si de verdad se investigara, ¿no podría demandarla por violar mis derechos de imagen?Mientras más lo pensab
Tres años de olvido, un divorcio y lágrimas Capítulo 98
Pedí un taxi y me fui directo al asilo donde estaba mi papá.Hacía mucho que no venía. Verle las canas y la cara cada vez más arrugada me partió el alma.Si supiera que el matrimonio que me consiguió a base de agachar la cabeza iba a terminar así, seguro se sentiría fatal.Papá, a lo mejor los dos nos equivocamos. A la fuerza, ni los zapatos entran.Después de arreglarle las uñas, cortarle el pelo y dejar todo en orden, ya estaba atardeciendo. Le acomodé bien las sábanas y por fin salí del cuarto, sin querer irme.Mirando una última vez al hombre acostado en la cama, me dije a mí misma: —Luna, no te vas a dejar pisotear tan fácil.Con la cabeza hecha bolas, ni cuenta me di de cuándo me metí al elevador, hasta que una voz amable me sacó de mis pensamientos. Levanté la vista y vi la cara conocida de Mateo.—¿Mateo? ¿Qué haces aquí?—¡Sí eres tú, Luna!Después de platicar un rato, me enteré de que el abuelo de Mateo también estaba internado en este asilo.—Oye, Luna, te ves medio agüitada
Tres años de olvido, un divorcio y lágrimas Capítulo 97
Zaid, perdiendo por primera vez la compostura enfrente de todos.El personal de servicio corrió a limpiar. Mi suegra, toda ansiosa, le pasaba servilletas, mientras el hombre, siempre tan impecable, se miraba las gotas de sopa en la manga y se iba al baño con cara de asco.Mi suegra ya no siguió con el tema.¿Y qué puedo decir? No era mi intención echarle la bolita a Zaid, pero al final de cuentas, él fue quien se llevó a Abril a pasear por el río. En el fondo, yo pagué los platos rotos por él. ¿No se supone que una persona normal mostraría un poco de agradecimiento?Pero Zaid no lo hizo.Y si las cosas eran así, solo podía dejarle en claro que le podía cubrir la espalda una vez, pero que no siempre lo iba a hacer.Cinco minutos después, Zaid volvió al comedor con una camisa limpia, se me quedó viendo y dijo: —Se hace tarde, vámonos.No podría estar más de acuerdo. Pero justo cuando celebraba por dentro, caché su mirada helada y no pude evitar un escalofrío.Parece que el doctorcito Góm
Tres años de olvido, un divorcio y lágrimas Capítulo 96
Era una indirecta para mí.Pero, ¿cómo me iba a comparar con Zaid?A él lo estaba esperando un chofer particular en cuanto se bajó del avión. Yo, en cambio, una simple mortal que no puede andar gritando que es la señora Gómez, tuve que hacer fila como todos para agarrar un taxi. Obvio me iba a tardar más.Me quejaba por dentro, pero la verdad no tenía ni fuerzas para decir nada.Seguro fue por el aire que me dio anoche en la cubierta, porque ahora sentía la cabeza súper pesada.Sirvieron la comida y mi suegra de inmediato le sirvió sopa a Zaid, llenándolo de preguntas y atenciones. Una escena súper tierna entre madre e hijo. Para mí, en cambio, era como si ni existiera.Mi plan era comerme todo tranquila, pero al segundo, me llegó ese olor tan familiar a durián.El malestar me pegó de golpe. Me tapé la boca y no pude evitar las arcadas.Mi suegra, al verme, se quedó helada un par de segundos y luego preguntó, con una preocupación que ni le creí: —¿Por qué te dieron náuseas de repente?
Tres años de olvido, un divorcio y lágrimas Capítulo 95
La forma en que Abril se volteó, toda apenada, nos sacó de onda a Efrén y a mí.Él me miró como diciendo “ni modo” y soltó: —Abril entendió mal, Luna y yo solo estábamos hablando de trabajo.La chava se volteó al oírlo, se le fueron los ojos a mi muñeca, que Efrén todavía sostenía, y dijo en tono juguetón: —¿A poco sí?Solté la mano disimuladamente, le di las gracias y le dije muy seria: —Voy a pensar bien tu propuesta.Abril abrió los ojos con curiosidad y preguntó: —¿Qué propuesta, Luna? ¿Nos cuentas a Zaid y a mí?Aunque normalmente me daba igual, en ese momento sentí un coraje que no pude esconder.—Hace un chorro de viento, mejor me meto.Efrén me siguió de volada: —Sí, vamos.Justo antes de meternos al barco, escuché la voz de la chava a lo lejos, como regañándose a sí misma: —¿Dije algo que no debía?Seguro lo dijo para que Zaid la escuchara.Pero la neta, no era pretexto para meterme al camarote. Llevaba todo el día sintiéndome mal, y otra vez sentía esa acidez en el estómago.
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