Capítulo 38

Broderick se giró hacia ella y la vio sujetar su pantalón, "déjame ir".

"No, me estás torturando. Por favor, mis hijos son mi razón de vivir", suplicó con lágrimas corriendo por sus mejillas.

"No", declaró, "mi reputación importa mucho y no bromeo con ella. Aunque no te he anunciado al mundo como mi esposa, todavía espero que honres este matrimonio", dijo Broderick y se retiró. su pierna de su agarre.

Cuando comenzó a alejarse, Amy sintió que su corazón se apretaba con amargura, se puso de pie rápidamente y lo siguió. ¿Qué puede hacer para convencer a este hombre que tiene un corazón tan rígido como una piedra? Era demasiado grande para ella que se sentía muy insignificante ante él. Ella lo siguió mientras caminaba hacia su habitación.

Sostuvo la perilla de la puerta y la giró, entró y se volvió hacia la entrada, luego vio a Amy parada con una cara débil y lamentable.

"¡Por favor!" suplicó Amy. Sabía que una vez que él cierre la puerta, ya no podrá tener acceso a él: "Quiero ver a mis