Gloria, con los ojos llenos de lágrimas, mostró una sonrisa cruel.Mientras tanto, Laura, sentada en el asiento trasero del auto, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Instintivamente, se frotó los brazos, buscando algo de consuelo.Estaba sentada justo al lado de Diego, quien no tardó en notar el leve movimiento.Con un simple vistazo, sus ojos se encontraron, y ella, asustada, se incorporó rápidamente.Diego, con una ligera sonrisa, la miró, y su voz salió suave, pero cargada de algo difícil de leer, —¿Me temes?Laura lo miró de vuelta, esta vez con firmeza, tratando de mantener la calma. No iba a mostrar vulnerabilidad, —Hoy cometí un error, lo lamento.Pensaba que Gloria era confiable y profesional, pero no se imaginaba que acabaría metiendo la pata así. Por suerte, el señor Pinto fue razonable. Si no lo hubiera sido, Diego habría tenido que pagar una fortuna, y ni siquiera ella, con todo su esfuerzo, habría podido cubrirlo.La mirada de Laura reflejaba sinceridad y un arrepenti
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