All Chapters of La pareja prohibida del alpha: Chapter 21 - Chapter 30

GraysonVolví a distraerme mirando a Keera.Estábamos intentando repasar los planes para hoy, pero no lograba concentrarme. Mi mente no dejaba de desviarse hacia ella. El escuadrón de seguridad llegaría hoy. Teníamos que instalarlos y luego Ryan y yo teníamos varias tareas antes de llevar a cabo el ritual mañana. Como conseguir suficiente leña para la fogata, por ejemplo. Estábamos todos en la sala de conferencias. Y cuando digo todos, me refiero al consejo y al equipo de Keera. Conall y Ralph discutían algunos puntos del bosque donde podríamos conseguir toda la madera que necesitábamos.Como cazador líder y guerrero principal del clan, nadie conocía el bosque mejor que ellos, así que todos prestaban atención. Todos menos yo. Y Keera. Pero, sobre todo, yo. Me quedé observando sus ojos marrones, recordando lo que había pasado anoche, esa memoria gritándonos en silencio. Pasé un dedo por el borde de la mesa, recordando su sabor, como néctar dulce. Jamás pensé que una mujer pudiera embri

GraysonElla no se dio cuenta de mi presencia al principio.La había estado observando por varios minutos antes de que notara que yo estaba allí. Observé cómo su cabello flotaba detrás de ella, cómo el vaivén de sus pechos se movía con el agua mientras intentaba mantenerse a flote. Contrario a lo que sea que estuviera pasando por su cabeza—porque por la mirada que me lanzaba, era evidente—yo tampoco quería estar cerca de ella. Definitivamente no la había buscado. Este lago era un lugar que solo yo conocía. Además de estar rodeado de árboles altos que lo hacían casi invisible, ningún miembro de la manada tenía permitido alejarse tanto.No era parte de nuestro territorio.Estaba lo suficientemente cerca como para que los guerreros de la manada detectaran un ruido fuerte, pero seguía sin estar dentro. Y esta humana, que había jurado volverme loco, había tenido la brillante idea de venir aquí. Y apenas cubierta con su diminuta ropa interior. Si algo le hubiera pasado, Trevor jamás me lo h

GraysonBueno, eso fue inesperado.Había anticipado muchas cosas durante el ritual, pero ver a Ginny y Keera abrazándose con tanto cariño definitivamente no estaba en la lista. Y creo que tampoco en la de los demás que conocían su pelea, especialmente los miembros del consejo. Cada uno de ellos parecía tan sorprendido como yo. Me preguntaba si Keera solo estaba intentando ser amable por los viejos tiempos o si realmente habían arreglado sus diferencias. Las había visto abrazarse justo después de que Ginny terminara los ritos para Sam, con la cara roja, intentando contener las lágrimas.Me alegré por ellas.Sobre todo porque sabía que yo había tenido mucho que ver. Y eso me hizo preguntarme si Keera y yo íbamos a enfrentar lo que pasó entre nosotros en el pasado. Me sorprendía un poco que ambos hubiéramos logrado evitar el tema durante tanto tiempo. Un pequeño tirón en mi camisa me sacó de mis pensamientos. Me giré y encontré a Nyx sonriéndome ampliamente. Siempre sospeché que, en secr

GraysonNi de jodida casualidad.—Olvídalo —dije secamente, poniéndome de pie. Rodeé la mesa para salir del cuarto, pero ella se levantó de golpe para bloquearme el paso. Me detuve. Sus manos alzadas quedaron a un suspiro de tocarme el pecho. Bajé la mirada hacia sus dedos, luego volví a mirarla a los ojos. Bajó lentamente las manos, dando un paso atrás para poner algo de distancia entre nosotros.El aire chispeaba entre los dos.—Solo escúchame —dijo con calma, levantando las cejas—. Por favor.Crucé los brazos sobre el pecho y abrí las piernas, dándole permiso para continuar. Murmuró un agradecimiento y se echó el cabello hacia atrás, respirando hondo. Al menos parecía haber anticipado mi reacción. Era bueno que no hubiera pensado que iba a aceptar su sugerencia tan fácilmente. Aparte de que instalar cámaras iba a costar una fortuna, jamás me sentiría cómodo con que ella vigilara a la Manada de esa forma.Era demasiado invasivo.—Grayson… —empezó, pero se interrumpió al notar que ha

Grayson—Es Keera —murmuró Ryan sin emitir sonido.Estábamos conversando cuando sonó su golpe en la puerta. Fuera lo que fuera lo que la había traído, debía ser importante. Me había estado evitando desde nuestro beso en el lago.—Déjala pasar —dije en voz baja.Ryan se hizo a un lado, abriendo la puerta para que pudiera entrar. Sus ojos se encontraron con los míos, firmes, sin titubear, mientras daba unos pasos más dentro de la habitación. Llevaba jeans negros, botas negras y un suéter blanco de cuello alto.—Necesitamos hablar —dijo con firmeza, cruzándose de brazos.Ryan levantó una ceja con intención burlona detrás de ella, y ella debió notarlo porque se giró para lanzarle una mirada seca. Él levantó las manos a modo de disculpa y le dio un pequeño saludo antes de salir. La observé inhalar profundamente antes de volver a mirarme y acercarse aún más. Le hice un gesto para que tomara asiento, pero negó con la cabeza.—Han pasado días desde que dijiste que me darías una respuesta sobr