บททั้งหมดของ Si volviera al pasado, tampoco te elegiría: บทที่ 1 - บทที่ 10

Apenas terminé de hablar, sonó mi celular.Le di una mirada rápida: era una llamada de Nicolás.La rechacé sin dudar.Cuando levanté la vista, todavía veía mi rostro en la pantalla gigante.Con una sonrisa impecable solté:—Nicolás, acepto divorciarme de ti. El lunes a las nueve de la mañana, nos vemos en el registro civil.A mi alrededor se escucharon murmullos; algunos curiosos se acercaron a darme ánimos.Una muchachita me tendió un pañuelo, mirándome con ternura.—Guapa, un patán así no merece tus lágrimas.Le agradecí, me sequé los ojos y, respirando hondo, seguí cantando junto con el artista hasta el final de la canción.Durante toda la canción, mi mente no dejaba de repetirme la escena de hace unos días, cuando Nicolás me pidió el divorcio.Fue en el desayuno. Nicolás me miró con esa frialdad suya y dijo:—Quiero divorciarme.Se me quedó el huevo blando suspendido en la mano, y lo miré sorprendidísima.—¿Qué dijiste?Pensé que había escuchado mal. Desde que acepté su propuesta

Mis lágrimas brotaron sin control, ya no podía contener mis emociones.—¡¿Quién te dejó entrar?! —la voz de Nicolás resonó repentinamente desde la puerta.***Nicolás se detuvo al ver mis lágrimas. Abría la boca para explicarse cuando unos pasos apresurados se escucharon a lo lejos.Al levantar la vista, vi a Patricia llegando con prisa. Su mirada se posó en la placa que sostenía en mis manos. Instintivamente alzó la cabeza hacia Nicolás.Pero Nicolás no dijo nada, solo permaneció allí con los labios apretados.Patricia parecía no estar acostumbrada a ser ignorada de esa manera, y sus ojos se llenaron de lágrimas al instante.—Perdón, esta placa es mía, ¿me la puedes devolver? —dijo con voz temblorosa.Me reí con desdén.—Tu escritorio está justo aquí, ¿para qué devolvértela?Coloqué la placa nuevamente sobre el escritorio.—Daniela, no te pases —Nicolás, que hasta entonces había permanecido en silencio, habló de repente—.Sus ojos estaban cargados de advertencia, como si me reprochar

—¿Es Daniela la que llama? —preguntó Patricia, con un tono cargado de fastidio.—¿Pues no que ya habías hablado con ella? ¿Por qué sigue tan necia? —se quejó Patricia.Nicolás no le hizo caso. Contestó la llamada de inmediato.—¿Qué pasa?—¡Señor, tiene que ver el internet!Al escuchar la voz, Patricia distinguió de inmediato que no era Daniela, sino el asistente de Nicolás.Sonrió con cierta incomodidad; no esperaba que la “acosadora” no fuera yo.Nicolás se apresuró a abrir el portal de noticias: en los temas más comentados estaba la foto del acta de matrimonio que yo había publicado, y la nota seguía subiendo en popularidad.Para su sorpresa, no se enojó. Al contrario, sintió un alivio extraño.Patricia notó perfectamente aquel pequeño gesto de Nicolás. Mordió con fuerza su labio inferior y lo miró con resentimiento.—¿Y mi esposa? Haz que la contacte de inmediato y que borre eso. —Su voz recuperó de golpe la frialdad habitual.—Señor, precisamente porque no logro comunicarme con el

Patricia, al ver aquella escena, se marchó llorando, pero Nicolás no pareció inmutarse.Ahora, lo único que le importaba era saber dónde estaba yo.***En ese momento, yo ya estaba en el extranjero, guiada por el equipo médico de su hospital.—Señora Daniela, ¿está realmente segura de querer que su hermano sea el sujeto de prueba? —el doctor volvió a preguntarme.—No tiene que responder de inmediato —añadió—. Déjeme explicarle de nuevo los riesgos y beneficios de esta vacuna.—Es una vacuna que hemos desarrollado durante cinco años, con un 80 % de posibilidades de curar a pacientes con leucemia.—Pero también existe un 20 % de riesgo de que falle; en ese caso, la enfermedad podría agravarse e incluso el paciente podría morir en el acto.Al escuchar al doctor, mi corazón vaciló nuevamente.Mi hermano y yo siempre habíamos estado juntos, y traerlo tan precipitadamente al extranjero... ¿sería esto demasiado egoísta de mi parte?De repente, mi hermano, que había permanecido afuera todo est

También sabía que él siempre me había estado buscando, pero el equipo médico, por cuestiones de seguridad, había mantenido nuestras huellas, las mías y las de mi hermano, completamente protegidas.Cuando nos fuimos al extranjero, también fue en un avión privado enviado por el equipo médico.—Mi amor, cariño, ¿me perdonas? Al escuchar esas palabras, sentí como si algo me desgarrara por dentro.Cuando estábamos juntos, Nicolás siempre había sido frío, distante.Yo siempre lo llamaba “cariño”, y él siempre me decía mi nombre completo.Al final, ya no pude soportarlo y protesté. Entonces Nicolás, resignado, finalmente me llamó "cariño".Pero ahora lo decía con tanta naturalidad… eso significaba que antes también podía, simplemente no quería.¿Y de qué sirve un cariño que llega tarde?—Puedo explicarte lo del concierto, no fue mi intención, solo que no supe cómo expresarlo en ese momento —dijo.—No me arrepiento de estar contigo, solo que… —Solo que no sabes adornar tus palabras, dijiste