El tiempo caminando me había agotado. La hinchazón de mis piernas por el embarazo me pesaba como plomo.Solo quería escapar de ese caos y descansar. Por el bebé, estaba dispuesta a ceder una vez más.Pero entonces, el horror irrumpió. Un familiar de una paciente quirúrgica fallida entró blandiendo un cuchillo.—Malditos doctores, mataron a mi hija, ¡devuélvanme a mi hija!Avanzó hacia nosotros y al ver a Aurora en el centro, la tomó como rehén.Mis padres y hermano se acercaron para salvarla, pero el atacante gritó:—¡Alto!Mi padre, siempre sereno, suplicó: —Libera a mi hija, te daremos lo que pidas.Mi madre temblaba: —No le hagas daño, ¡por favor!Mi hermano, con voz tensa: —¿Qué quieres? No necesites actuar así, podemos ayudarte.Andrés observó con angustia, sin notar que yo había caído al suelo tras un empujón.El atacante, con los ojos inyectados:—¿Qué quiero? ¡Mi hija está muerta en este hospital! Ella es su querida hija, ¿no? Ahora quiero que ustedes, los ricos, ¡sufran igua
Read more