Viendo su desesperado afán por lucirse, las comisuras de mis labios apenas se alzaron en una sonrisa amarga.En la vida pasada, pasó cinco años a mi lado sin decir una sola palabra; jamás imaginé que en esta, con tal de quedarse junto a Nieves, hablara tan pronto.En ese momento, Daniel, que había permanecido callado por mucho tiempo, también empezó a pretender su oportunidad.—Yo tampoco es malo, ¡permita que yo acompañe a la señorita Nieves!Leandro empezó a dudar.—¿Qué les parece esto? Entre ustedes dos, compitan. Quien gane, se quedará al lado de Nieves.Apenas lo dijo, ambos se abalanzaron uno contra el otro.Nico atacaba con una brutalidad despiadada, cada golpe dirigido a los puntos vitales de Daniel, como si no fuera su gemelo, sino un enemigo mortal al que le quitaría la vida.Daniel, al principio, todavía se contenía, pero al verse presionado por Nico, poco a poco empezó a luchar en serio.Al final, Nico ganó por una ligera ventaja.Padre anunció de inmediato que Nico sería
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