Nada más entrar a la casa, Bruno se dejó caer en el sofá.Y con solo decir "tengo hambre", Violeta corrió de inmediato a la cocina, ansiosa por mostrarle las nuevas recetas que había aprendido.Mi hermana, que nunca mueve un dedo, hojeaba recetas de comida nutritiva de internet, temerosa de que a Bruno le pudiera caer mal algo.Papá sacó la consola de videojuegos de lujo más nueva, diciendo que era su regalo por recibir el alta y para celebrar que había escapado de la muerte.Mamá, por su parte, limpió la habitación de Bruno, colocó todo tipo de plantas aromáticas y dijo que respirar aire fresco ayudaría a su recuperación.Bruno, tan cómodo, seguía tumbado en el sofá jugando, pero así mismo tenía el corazón de toda la familia pendiente de él.Mi alma había regresado con ellos, pero este lugar que me era tan familiar, una vez más, solo me parecía frío y ajeno.De pronto, sonó el timbre de la puerta. Al ver la silueta que apareció, la reconocí al instante. Era mi novia, Natalia Ríos.N
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