El hombre se puso colorado al instante y confrontó a Camila:—¡Será mejor que me expliques esto!—No, no es cierto... el niño solo está jugando.En ese momento, Sergio no pudo contenerse más. Se levantó de un salto, golpeando la mesa:—¡Camila! ¿Quién es este hombre?Miré a Camila y dije:—¿No lo reconoces? Bueno, tal vez este informe de paternidad no lo puedas negar. Para asegurarme, lo mandé hacer en varios laboratorios.Dicho esto, puse los resultados de la prueba sobre la mesa, frente a los tres.—Sergio, me fuiste infiel durante el matrimonio, ¡hasta tienes un hijo tan grande! Y todavía pretendes que me vaya sin nada. ¡Debes estar soñando!Antes de que Sergio pudiera hablar, el hombre le dio una bofetada a Camila:—¡Maldita! ¡Me mentiste! ¿No decías que solo me amabas a mí? ¿No habías roto con este pobretón?El Sergio de antaño no soportaba ver a Camila sufrir la más mínima ofensa. En esta ocasión, sin embargo, ni siquiera se inmutó.Entonces, solté la bomba definitiva
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