Nadie sospecha que tengo una adicción a la intimidad.Pero en este retiro del trabajo, olvidé mis pastillas y, para colmo, me tocó compartir la tienda de campaña con un compañero.Así que terminé llorando mientras llegaba al clímax frente a él.No tenemos forma de regresar pronto y mi cuerpo ya está empezando a traicionarme...***Cuando el supervisor nos avisó que tendríamos que quedarnos en las aguas termales, me angustié.Porque tengo una adicción.Si llego a rozar a un hombre por accidente, el deseo se desata; a veces es una inquietud, pero otras es como un fuego interno que me consume, donde el más mínimo contacto me hace llegar al límite.Es vergonzoso, jamás se lo he contado a nadie.Pensé que al crecer se me pasaría, pero mi cuerpo se volvió cada vez más rebelde, al grado de casi hacerme gemir en lugares públicos.Así que, tragándome la vergüenza, fui al médico y conseguí un tratamiento.Pero este viaje se organizó tan rápido que olvidé las pastillas en casa.Y ahora, quién sab
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