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No había hombres adultos en mi pueblo. Cuando las chicas cumplían 18 años, se celebraba un ritual a la adultez colectiva en el templo. Adolescentes con vestimenta tradicional hacían cola para entrar en el templo y salían con expresiones de sufrimiento y placer. Melinda cumplía 18 años, pero, qué raro, la abuela no la dejaba asistir. Se coló en el templo de noche y salió con aire casada, no podía ni andar firmemente, además de que se veía sangre goteando entre sus piernas.

Ryder, mi esposo y el Alfa de la manada, siempre ha odiado el llanto de los cachorros. Pero últimamente, empezó a cuidar al cachorro recién nacido de mi hermana adoptiva, quedándose a su lado en la guardería cada noche, hasta el amanecer. Cada vez que salía de nuestro hogar para ir a la guardería, un dolor fuerte e inexplicable me partía el corazón. Esta agonía duraba toda la noche, hasta que regresaba al amanecer. Pero llegué al límite. En el festival de la luna llena, anuncié frente a toda la manada que rompería nuestro vínculo. El enlace mental de la manada estalló en murmullos; todos pensaban que la batalla me había afectado el juicio. Una luz dorada se encendió en los ojos de Ryder mientras me miraba con incredulidad. —¿Solo porque estuve ocupado para ver cómo estabas después de que te hirieron, vas a romper nuestro vínculo? ¿Y todo por un cachorro de seis meses? Evité su mirada. En lugar de eso, mi vista se detuvo en la leve marca de labial corrida en el interior de su cuello. Aunque me temblaba la voz, me mantuve firme. —Ya que tanto quieres a su cachorro, en cuanto nuestro vínculo se rompa, podrás ser su padre sin tener que esconderte.

Cuando mi novio piloto canceló por decimoctava vez nuestra boda, me cansé. La primera vez, dejó todo porque su alumna tuvo la regla y corrió a comprarle té de jengibre con azúcar moreno. La segunda, su alumna falló en una misión; él solo dijo que estaba de mal humor y me convirtió en el hazmerreír de todos en el banquete. En tres años de relación, siempre que ella tenía un problema, él me dejaba plantada sin pensarlo dos veces. Al fin, comprendí: quizá en su corazón yo nunca importé. Así que compré un billete a París y decidí viajar sola por el mundo. De esta forma, ya nadie volvería a abandonarme.

Isabella necesita una gran suma de dinero para la cirugía de su abuela anciana. No tiene a dónde acudir en busca de ayuda y decide solicitar ayuda a su jefe multimillonario, Jayden. Jayden no cree en los matrimonios ni en el "vivieron felices para siempre", pero necesita una esposa para que su madre deje de acosarlo. Planea demostrarle a su madre que el matrimonio no es para él divorciándose después de un año. Isabella acude a él en el momento justo; se firma un contrato y no habrá ataduras. Después de un año, ambos seguirán caminos separados.

Whispers of Redemption is an enchanting tale that weaves together the threads of loneliness, tragedy, and spiritual awakening. Set in an era marked by challenges and limitations, the story revolves around Rita, a strong-willed and resilient young woman who rises above her tragic past to embrace a life of purpose and divine connection. Chapter by chapter, readers delve into the depths of Rita's solitary existence, feeling her ache for companionship and love. Through her unwavering determination, she seeks solace in the embrace of nature, finding comfort in the whispers of the wind and the gentle rustling of leaves. One fateful day, Rita's life takes an unexpected turn as Lumina, a mystical entity, responds to her heartfelt wish for a true companion. Lumina, a manifestation of divine grace, introduces Rita to a spiritual journey that transcends her earthly existence. Guided by Lumina, Rita discovers a profound love and connection with God, igniting a fire within her that empowers her to face the challenges of her era head-on. As Rita's spiritual awakening unfolds, she finds herself not only falling in love with God but also becoming a beacon of hope and strength for those around her. Her unwavering faith and fearless nature inspire a community that once turned a blind eye to her loneliness. She becomes a force to be reckoned with, embodying the spirit of independence and fearlessness that defines her era.

Two worlds collide when Jake, a business CEO and a billionaire player skilled with bedding different women and Dohana, a noble princess living her new low-profile life in a new city meet at a boat party, they hit it off. Each of them not aware of each other's real identities. The billionaire, suffering from trust issues, not knowing whether woman love him for real or for his money, and the princess who escaped home from an arranged marriage with an evil Prince of Paris- begin to believe their love is sincere. But when Jake realises Dohana is just another normal lady and no different to all the woman he has dated in the city, he looses interest and dumps her. Dohana believing that mating with a princess simply means fate. She's determined to make Jake pay and take him back to the Kingdom to be the King of Andorra. And so, Dohana sets up the ten plagues of a Princess' love bite. At the end, she wins his heart and they Jet off to Andorra. The Queen Mother wishes her daughter to Marry the Prince of Paris instead, insisting that Jake is not worthy to be King. Their attempts to slander and kill Jake has him escape the palace cell and run into the Andorra community, who help their 'hero' plot his return to stop the wedding in time, take back his wife and defeat the Royals enemies and sit on the throne of Andorra as it's worthy King.

When Love Crosses the Line is a contemporary romance novel (complete at 300 chapters) that explores the emotional complexities of love, culture, and self-determination in the British-Nigerian diaspora. Amara Collins, a bright, ambitious young woman raised in the vibrant but tradition-bound Nigerian community of South London, has always walked the line between cultural duty and personal dreams. When she begins university at Kensington Metropolitan, she meets Darren Okafor—handsome, intelligent, and from a family her parents proudly approve of. For a while, everything aligns: faith, tribe, expectations, and a future they can all agree on. But her world shifts when she's posted to Manchester for her youth service year and meets Liam Adeyemi, a gifted artist with a quiet intensity and a radically different outlook on life. He’s not from her tribe, not what her family expected—but he makes her feel truly seen. With Liam, she finds not just love, but freedom, creativity, and a path she never dared to imagine for herself. As pressure mounts from her family to return to the path they’ve chosen for her, Amara must decide: will she sacrifice her heart to please her family or cross the cultural lines drawn around her and fight for a love that could cost her everything?

I stood up fiercely with anger that was boiling in every part of my body. Who the hell is he to tell me what to do with my body! I moved closer to him and stood face to face with him. "Who the hell are you to tell me what to do! I am not keeping this child and you have no right to force me!” He growled. ****************************** Neoma’s life is devastated when she finds her fiancé in bed with another woman, a werewolf—the very people she despised so much. Now pregnant with another man’s child due hospital laboratory error during artificial insemination, she is forced to carry the child as it belongs to a powerful, fierce Alpha. Amarok is driven by a deep desire to become the mayor of the werewolf community to change rules by the older alpha that caused the death of his first love, finding out a human is carrying his child. He must keep the child alive by any means to achieve his mayor ambition, even if it means forcing the human woman to pretend to be his fated mate and to marry him. Will Neoma and Amarok overcome their differences? Will their love thrive after Neoma finds out that Amarok’s father was the one who killed her mother and made her father insane?

Mi novio fue diagnosticado con cáncer y necesitaba un trasplante de hígado. Cuando supe que yo era compatible, no dudé ni un segundo en aceptar la operación. Me extirparon dos tercios del hígado. El dolor era insoportable, pero en cuanto recuperé la conciencia, corrí a ver cómo estaba él. Frente a la puerta, escuché su conversación con un amigo. —Eres un genio, Javier. Nadie más podría idear una forma de venganza tan cabrona. Javier Morales soltó una risa burlona. —Si no fuera porque no quería armar tanto escándalo, hasta le habría quitado un riñón solo por diversión. —Por su culpa, Elena fracasó en el examen de ingreso a la universidad y tuvo que irse al extranjero. En un mes regresará, y en ese momento me despediré de Lucía para siempre.

El mismo día que me tocó dar a luz, la alumna de mi esposo —embarazada y con el orgullo atravesado— decidió largarse sola a escalar la Cordillera de los Andes. Mientras él se la pasaba buscándola sin dormir, como un desesperado, yo estaba en el hospital, desangrándome en un parto complicado que me mandó directo a terapia intensiva. Cuando por fin abrí los ojos, lo primero que vi fue al médico entregándole a mi esposo el parte donde decía que mi vida estaba en riesgo... y él, en vez de acercarse a darme un poco de consuelo, me aventó en la cara los papeles del divorcio. —Camila es mi mejor estudiante —me soltó, serio—. No me voy a quedar de brazos cruzados viendo cómo hace semejante locura. Tú vas a ser mamá, te toca aguantar. En esa vida no firmé. Apenas salí de la sala de partos, me fui directo a la universidad a denunciarlo por la relación que tenía con su alumna. A ella la terminaron sacando del posgrado, y la presión fue tan fuerte que un día se cortó la garganta delante de mí. Cuando él llegó, ya no había nada que hacer: dos vidas se habían ido de golpe. Él no dijo una sola palabra, organizó el entierro y después me trató como si nada hubiera pasado. Yo, ingenua, pensé que por fin la vida iba a darme un respiro. Pero el día que nuestra hija cumplió un año, él le pisó al acelerador y el carro en el que íbamos se fue directo al precipicio. Ese mismo día... se cumplía un año de la muerte de su alumna. Cuando volví a abrir los ojos, estaba otra vez en la sala de partos, justo en el momento en que casi se me iba la vida.