Capítulo 20

¡Scree!

Se escuchó el chirrido ensordecedor de frenos.

El Maserati negro entró al parque de diversiones a través del pasadizo especial. La puerta del coche se abrió de golpe y el hombre alto salió rápidamente del coche.

"¡Cuñado...!". Aura, con los ojos llorosos, corrió hacia Joshua cuando él salió y se arrojó a sus brazos. "¿Qué debo hacer? ¡Nellie todavía está allí! ¡Todo es culpa mía!”.

"¡No debí dejar que esa sirvienta se montara con Nellie allí! Les dije que la rueda de la fortuna era peligrosa, pero la sirvienta no me escuchó en absoluto. Para complacer a Nellie, tenía que seguir sus deseos".

Joshua estaba confundido, no sabía si las palabras de Aura eran verdaderas o falsas. "¿Cuánto tiempo han estado ahí arriba?".

"Han pasado diez minutos". Aura se secó las lágrimas, estaba en tanto de dolor que parecía sin aliento. "¡No podré vivir conmigo misma si algo le sucede a Nellie hoy! ¡Si supiera que ella estaría en peligro, habría subido aunque no me sintiera bien!”.

“Si la persona con Nellie fuera yo, no lo haría. No me sentiría tan triste y culpable...".

"Ya es suficiente". Joshua frunció las cejas, irritado por el llanto de Aura. "¿El personal del parque de diversiones no lo reparó?".

"Lo han estado reparando desde que ocurrió el accidente, pero no saben qué salió mal...". Aura señaló al personal de mantenimiento debajo de la rueda de la fortuna. "¿Cómo podría suceder tal cosa…?".

Joshua levantó la cabeza y notó que la cápsula específica sin su puerta todavía estaba inclinada en el aire.

Las cejas de Joshua se fruncieron con fuerza.

En un ángulo tan inclinado, es posible que las personas que están dentro no puedan aguantar por mucho tiempo. Al pensar que Nellie todavía estaba en esa cápsula, el corazón del hombre se hundió.

Aunque no había pasado mucho tiempo desde que se conocieron, sabía lo delicada que era Nellie. ¿Cómo podía soportar semejante tortura?

La preocupación y la ansiedad inundaron los ojos del hombre.

"Lucas". Se quitó la chaqueta y la tiró al suelo. "Yo subiré. Ve a la sala de control para ver qué está pasando".

Los ojos de Aura se abrieron, conmocionada preguntó. "Joshua, tú... ¿vas a subir?".

¿Ella esperó tanto tiempo, solo para que ellas siguieran resistiendo y Joshua se dirigiera hacia allá?

¡Eso no podía suceder!

Aura corrió rápidamente y agarró el brazo de Joshua. "Joshua, es demasiado peligroso. Los problemas técnicos deben dejarse en manos de los profesionales. No corramos riesgos".

Joshua volteó la cabeza y pasó su mirada por el rostro de Aura con indiferencia. "Perdí a Luna una vez".

Estaba en Ciudad del Sur cuándo Luna tuvo su accidente. Había perdido su última oportunidad. Dios le había dado otra oportunidad al darle a Nellie, entonces, ¿cómo podía quedarse parado y no hacer nada?

Con ese pensamiento, se liberó del agarre de Aura y caminó en dirección de la rueda de la fortuna.

"¡Joshua!".

Aura se puso de pie y observó la figura del hombre que se iba, y pisoteó con su pie con enojo.

El hombre alto se metió debajo de la rueda de la fortuna, y después de explicar su intención al personal, se puso su arnés de seguridad y empezó a subir hacia la cápsula superior.

De pie en la distancia, Aura se quedó mirando a su espalda y se mordió el labio inferior con firmeza.

"Señorita Gibson”. El guardaespaldas del lado finalmente se dio cuenta de la seriedad del asunto. "¿Deberíamos... rendirnos?".

La mujer volteó la cabeza y lo miró fríamente. "¿Crees que podemos rendirnos ahora?".

Su plan era infalible.

¡No esperaba que Luna y Nellie pudieran resistir tanto tiempo!

La puerta de la cápsula de la rueda de la fortuna se había caído y el coche estaba inclinado. ¡Cualquier persona normal parada en ese ángulo estaría agotada en menos de diez minutos! ¿Cómo pudieron resistir tanto tiempo?

"No podemos bajarlas...". Aura apretó sus puños con fuerza en su costado. "¡No podemos bajarlas!".

Ella ya había echado toda la culpa a Luna frente a Joshua, ¡y ella no permitiría que bajaran así!

¡Incluso si Joshua subiera para rescatarlas él mismo, ella no podía bajarlas solo porque estaba preocupada por Joshua!

"Diles”, la mujer respiró profundamente. "Solo arréglenlo cuando ellas se caigan".

¡Podrían soltarse en el próximo segundo!

...

En la sala de control principal, Neil estaba sentado frente a la computadora y estudió los símbolos de código que se ejecutaban en la computadora. "Nigel, ¿ya entraste?", preguntó con preocupación.

Aunque también podía atravesar varios cortafuegos simples, todavía dependía de Nigel cuando se encontraba con algo muy complicado.

"Falta poco". La voz de Nigel al otro lado del teléfono era tranquila y serena. "El sistema ha sido descifrado, pero no he manejado el sistema de control de un parque de diversiones antes. Estoy buscando un método".

A lo lejos, en la sala del hospital, al otro lado del océano, el niño sentado en la cama del hospital leyó la guía con urgencia, mirando a Luna y Nellie por el rabillo del ojo.

Vagamente, vio a alguien desafiando el peligro mientras subía en el marco de metal de la rueda de la fortuna.

Se veía alto y limpio, vestía pantalones negros y una camisa blanca. No parecía un profesional, pero sus movimientos eran rápidos y ágiles. En un momento, ya estaba cerca de la cápsula donde estaban atrapadas Nellie y Luna.

"Neil". El niño frunció el ceño. "¿Quién es ese hombre?".

Neil miró la pantalla de la cámara de vigilancia y resopló con frialdad: "Es nuestra basura de padre".

Los labios delgados de Nigel estaban ligeramente fruncidos. Esa persona... ¿Era su padre?

Temeroso de que Nigel se distrajera, Neil le recordó rápidamente: "Nigel, ignóralo y date prisa, ¿de acuerdo?".

"Está bien".

Nigel recuperó la concentración, tecleó un comando, tomó el control de la rueda de la fortuna y poco a poco ajustó el ángulo de inclinación de la cápsula hasta que quedó nivelada.

En la cápsula, Luna, cuyos nervios estaban tensos, dejó escapar un suspiro de alivio.

"¡Nellie, mira! No nos vamos a caer". Ella abrazó el pequeño cuerpo de Nellie con entusiasmo.

La niña en sus brazos no reaccionó en absoluto.

Una mala premonición surgió en su pecho...