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Capítulo 18
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De Compañera Estéril a Reina Pregnante Capítulo 25
BECCA—Acepto.Esas palabras parecieron activar una magia ancestral.Un brillo dorado se encendió en los ojos de Rhys y sentí que algo se agitaba en mi pecho.El vínculo de pareja, despierto por fin.—Voy a hacerte feliz —me atrajo hacia sus brazos, con la voz temblorosa por la emoción—. Toda la vida. Por toda la eternidad.En el momento en que pronunció esos votos, una luz invisible estalló desde nosotros.Toda la habitación quedó bañada en una energía sagrada.Samuel rio feliz en su cuna, como si él también pudiera sentir el cambio.Cuando la noticia se extendió por la isla, todos dijeron haber visto un haz de luz milagroso dispararse desde la villa principal hacia el cielo nocturno.—¡Es la verdadera pareja del destino!—¡La bendición de la Diosa de la Luna está con nosotros!La manada comenzó a preparar la ceremonia de inmediato.Pero fue menos una preparación y más una celebración espontánea en toda la isla en nuestro honor.***La noche anterior a la ceremonia, recibí una carta d
De Compañera Estéril a Reina Pregnante Capítulo 24
BECCA—El papá de este niño es Rhys.Mis palabras retumbaron en el silencio de la habitación. La cara de Alfa Cayden perdió todo color y su cuerpo empezó a temblar.—No... es imposible... —murmuró—. Imposible...—Juré por mi título de Alfa... —cerró los ojos, dolido—. Que si no me elegías después de recuperar la memoria, me iría para siempre. Parece que ya ni siquiera tengo derecho a luchar por ti.Se levantó con dificultad y miró por última vez al bebé en mis brazos. La última esperanza que creía conservar acababa de hacerse pedazos.—Adiós, Becca.Se le quebró la voz.—Que sean... que sean muy felices.Dicho esto, salió del cuarto sin mirar atrás.Mientras tanto, Rhys estaba paralizado, incapaz de procesar lo que acababa de suceder.—¿Qué dijiste? —preguntó con voz temblorosa—. El bebé es... ¿mío?—Sí.Respondí, agotada.—Estoy muy cansada. Quiero descansar. Después hablamos.Rhys quiso preguntar más, pero al ver mi palidez, prefirió guardar silencio.—Está bien, descansa.Me acarici
De Compañera Estéril a Reina Pregnante Capítulo 23
BECCARhys se me quedó viendo, pasmado.—Becca... ¿por qué...?Sentí que la cara me ardía.—No es nada... Solo recuperé la memoria.Al recordar, me costaba asimilarlo todo. Los eventos del pasado, todas las acusaciones que Lilith había lanzado contra mí, volvieron a mi mente como una avalancha. Cargué al bebé y se lo extendí a Rhys.—Este niño... se parece a ti. ¿Te has dado cuenta? —Lo miré a los ojos—. Sus ojos, sus facciones... son idénticos. Ten, cárgalo. Puedes sentir su fuerza vital. Él y tú...Rhys se quedó inmóvil, sin saber qué responder. En ese momento, la puerta se abrió. Alfa Cayden entró y paseó la mirada entre Rhys y yo. Al ver mis ojos serenos y lúcidos, se detuvo en seco.—Re... recuperaste la memoria —dijo con voz temblorosa.—Sí —respondí con calma—. Recuerdo todo.Una tormenta de emociones cruzó por la cara de Cayden: esperanza, miedo y un remordimiento.—Becca, puedo explicarlo...—No hace falta —lo interrumpí—. Aunque ya recuerde todo, mi respuesta no cambia. Jamás
De Compañera Estéril a Reina Pregnante Capítulo 22
BECCA—Ya basta.La voz de Rhys era cortante mientras entraba a la sala de partos.—Tu teatrito se acabó, Seraphina —gruñó con desprecio—. ¿En serio creíste que un simple teletransportador iba a engañar al Alfa de este territorio?Seraphina palideció.—Puse sellos de vigilancia en los dos cuartos —siguió Rhys—. Vi cada uno de tus movimientos.Caminó hasta mi lado y acarició al bebé que tenía en brazos.—Nadie se va a llevar a mi hijo —su voz era una amenaza—. Ni muerto lo permitiría.Los otros Alfas de la cumbre se amontonaron en la habitación al haber escuchado todo.—Según la ley de la manada —dijo uno de los Sabios con severidad—, intentar robar el cachorro de otra manada se castiga con el exilio. Jamás podrá regresar.—¡No! —Cayden se adelantó—. ¡Es mi madre! Por favor...—La ley es absoluta —lo cortó Rhys—. Ni siquiera hay excepciones para una Sabia.Cayden miró desesperado a su madre y luego al niño en mis brazos. Sus ojos reflejaban una tormenta de dolor, decepción y arrepentimi
De Compañera Estéril a Reina Pregnante Capítulo 21
BECCAMe quedé mirando el frasco de cristal, con la mente hecha un lío.¿Qué significaría recuperar la memoria? ¿Dolor o liberación?—Tengo una condición —dije por fin, y mi voz resonó clara en el aire nocturno.—¿Qué condición? —preguntó Cayden con ansiedad.—Harás un Juramento de Alfa —dije, y mis palabras cortaron el silencio de la noche—. Jurarás que, si recupero mis recuerdos y aun así no te elijo, te alejarás de mi vida y de la vida de mi hijo para siempre.Cayden se puso pálido. Un Juramento de Alfa era la promesa más sagrada y severa. Romperlo significaba perder todo el poder y convertirse en el más bajo de los omegas.—Cayden... —intentó detenerlo Seraphina.—Acepto —la interrumpió él, con los ojos ardiendo con una determinación desesperada—. Juro por mi título como Alfa de la Manada Silver Moon que, si Becca recupera la memoria y no me elige, saldré de su vida para siempre.El poder del juramento se solidificó en el aire. Todos sintieron el vínculo sagrado.Tomé el frasco y n
De Compañera Estéril a Reina Pregnante Capítulo 20
BECCAEl salón de banquetes de la cumbre de Alfas brillaba con un mar de oro y poder. Los líderes de cada manada estaban reunidos, y su autoridad saturaba el ambiente con una presencia abrumadora.—Permítanme presentarles a alguien —Rhys se puso de pie, con la mano descansando en mi espalda—: Ella es Becca, la futura Luna de la Manada Shadowcrest.Estalló un aplauso estruendoso. Los Alfas me saludaron con un gesto de cabeza, mirándome con respeto.—¡Luna!—¡Felicidades, Alfa Rhys!Jamás me había sentido tan valorada ni tan querida. Esos poderosos líderes de manada me trataban como a una igual.No era una herramienta. Ni un adorno. Era una Luna digna de respeto.Rhys me presentó con orgullo ante cada invitado.—Ya casi nace —decía, mirando mi vientre con adoración—. Este niño será el heredero más poderoso.Me dejé llevar por esa felicidad hasta que distinguí una silueta conocida. Cayden estaba de pie en un rincón del salón, observándome.No había furia en su mirada, solo un dolor y much
