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Capítulo 9

Author: April
Aunque para los demás Vicente fuera un hombre implacable y cruel, yo sabía que jamás permitiría que nuestro hijo o yo sufriéramos el más mínimo daño.

Mi herida, esta vez, sin duda lo había hecho sentirse muy culpable.

Aunque Ana describió las acciones de Vicente como las de un demonio, a mí no me causaban nada de miedo. Después de todo, ellos se lo buscaron. Quien hace el mal, tarde o temprano, recibe su castigo.

Solo me preocupaba que, por experimentar todas estas cosas tan feas a su edad, nuestro hijo pudiera sufrir algún impacto psicológico.

Estaba a punto de hablar de otro tema con Ana, cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. Vicente y nuestro hijo aparecieron en el umbral, con rostros de felicidad.

Mi hijo, sin dudar, apartó a su madrina, tomó mi mano y dijo:

—Mami, ¿cómo te sientes? ¿Estás mejor?

Vicente también preguntó, con preocupación:

—¿Te duele algo todavía? Tranquila, ya me encargué de esa gente. Nadie volverá a ponerte un dedo encima.

Al ver los ojos
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