Capítulo 2

La cara de Ryder se puso pálida como el papel y retrocedió, tropezando un par de pasos.

—No, no puede ser. ¿Cómo es que el amor que nos teníamos se esfumó?

Negó, desesperado, y su dominio de Alfa se desató, sin control por la angustia. Fue hasta ese momento que me di cuenta del actor tan talentoso que era.

Como ahora, que se abalanzó para abrazarme por la espalda.

—No te vayas. No puedes irte así. Voy a hacer las cosas bien, te lo juro. Voy a ser el doble de bueno contigo. Dame otra oportunidad para demostrártelo. Te lo juro por la Diosa, volveré a ser un buen compañero para ti. Por favor, te lo ruego, no me dejes.

Los Betas de Ryder se apresuraron a bloquearme el paso.

—El Alfa ha hecho tanto por usted. No debería lastimarlo de esta manera. ¡Usted es la que debería disculparse!

—El Alfa ha estado a su lado por tantos años, ¿cómo puede ser tan cruel? ¿Ya olvidó la pasión de las noches de luna llena?

—Pasaron una década entera construyendo este vínculo sagrado. ¿Ya se le olvidó todo?

—¡Loba desalmada! ¿En serio está dispuesta a abandonar al futuro heredero del Alfa que lleva en el vientre? ¿Prefiere que se convierta en un cachorro sin padre?

Todas las miradas en la sala se clavaron en mí. Un silencio denso se apoderó del lugar. Mi madre gritó y estuvo a punto de caer.

—¿Estás embarazada? ¿Estás embarazada y aun así quieres romper el vínculo?

El rugido de mi padre fue aún más furioso.

—¡Es una locura! ¡Una maldita locura! ¿Vas a dejar que el futuro heredero del Alfa se quede sin padre?

—¡Esto es una blasfemia contra la Diosa! ¡Una traición al linaje de toda nuestra manada!

Podía escuchar las acusaciones a mi alrededor.

—La Luna se volvió loca. Ni siquiera le importa su propio hijo.

—¿Cómo se atreve a traerle tanta vergüenza al linaje del Alfa?

—Está tan celosa de su hermana adoptiva que es capaz de destruir a su propia familia. De seguro el embarazo la dejó loca.

Luché con todas mis fuerzas para soltarme de todos, mientras mi loba interior gruñía de rabia y les ordenaba que se alejaran.

—Yo voy a criar a mi cachorro sola. Voy a romper este vínculo.

Mi madre no podía creer que yo pudiera decir algo tan cruel. Cada una de sus palabras fue como una puñalada directa en el corazón.

—Siempre quisiste tener al heredero del Alfa. Ahora que la Diosa te ha bendecido, ¿por qué sigues haciendo un escándalo?

Hubo un tiempo en que yo también anhelaba tener un heredero Alfa poderoso. Lo esperé durante diez largos años. Durante una década, le recé a la Diosa en incontables noches de luna llena, con la esperanza de concebir un linaje fuerte con Ryder, pero siempre terminaba en decepción.

Pero ya no quería seguir soportando esa agonía. Lo único que deseaba era un final definitivo. En ese momento, una figura esbelta se acercó lentamente. Era mi hermana adoptiva, Lyra.

Llevaba al cachorro en brazos y caminaba con delicadeza hacia Ryder. Era la hora del día en que Ryder siempre iba a los aposentos de ella para cuidar del cachorro.

En cuanto la vio, Ryder se olvidó de nuestra discusión. Corrió a tomar al cachorro de sus brazos y su dominio de Alfa se suavizó. La ternura en su mirada era algo que nunca antes le había visto, como si estuviera contemplando a su propia sangre. Incluso sus ojos de lobo se suavizaron.

Pude sentir la traición que recorrió nuestro vínculo y casi me hizo colapsar. Recordé que una vez tuve un cachorro. Si hubiera nacido sano y salvo, ya tendría edad para cazar.

Pero me habían arrebatado esa esperanza. Había perdido a nuestro primer cachorro de forma inexplicable, y esa pérdida me dejó un vacío.

Cuando busqué respuestas desesperadamente, Ryder se mostró indiferente y solo me dijo que lo superara y me concentrara en mis deberes. Lyra habló con su habitual tono suave.

—Escuché su discusión. No sabía que le molestara tanto que el Alfa me ayudara a cuidar de mi cachorro. Nunca quise causar problemas entre ustedes. Nuestros padres nos criaron para querernos. Hoy me iré de las tierras de la manada. Tomaré a mi pequeño y buscaré un nuevo lugar para vivir. No volveré a interferir en su vínculo sagrado.

Ryder arrugó la frente, sus instintos protectores de Alfa se encendieron y una clara evasiva apareció en su mirada.

—Eres un miembro de nuestra manada. Este es tu hogar. Nadie puede expulsarlos a ti y a tu hijo de aquí.

Después de decir eso, se volteó hacia mí, con una mirada de acusación.

—No te desquites conmigo, con una Omega débil. Apenas te recuperas de tus heridas de batalla, no dejes que tu loba interior pierda el control otra vez. ¿Cómo puedes tratar así a tu propia hermana? ¿Después de todo lo que tus padres han hecho por las dos?

Una vez más, me había culpado a mí. Los ojos de lobo de mi padre se tornaron de un dorado peligroso y su voz se convirtió en un gruñido bajo mientras me sujetaba del brazo.

—Vas a obedecer la orden de un Sabio. ¿Cómo te atreves a tratar así a Lyra? Las criamos con el mismo amor, ¿y así es como nos pagas? Lyra siempre ha sido la hija perfecta, mientras que tú… te has convertido en una vergüenza para nuestra familia. Ahora que ustedes dos tienen un linaje que continuar, si aun así te atreves a romper el vínculo sagrado, ¡no me culpes por usar mi autoridad para exiliarte!

Respiré hondo y miré lentamente a esas personas a las que llamaba familia. Sentí un nudo en la garganta, pero hice todo lo posible por mantener la calma.

Esta vez, iba a luchar por mí.

—No sirve de nada que me amenaces. Ya te dije, este vínculo se tiene que romper.

Dicho eso, me di la vuelta y salí de ese lugar sofocante. Ryder rugió a mis espaldas.

—¡Te vas a arrepentir! Ya que elegiste la traición, ni se te ocurra pensar que puedes llevarte alguna propiedad de esta manada. Más te vale que te prepares para convertirte en una loba solitaria. Como ya encontraste un nuevo Alfa y estás lista para abandonar este lugar, ¡no me culpes por destruir hasta el último rastro de afecto que quedaba entre nosotros!

Sin mirar atrás, salí del salón y fui a la oficina del Consejo de Sabios. Puse los papeles de ruptura que había preparado sobre el escritorio del Gran Sabio.

—Solicito una reunión de emergencia del consejo para que revisen mi petición de romper mi vínculo de pareja con el Alfa.

El Gran Sabio leyó el documento por encima, arrugando la frente.

—¿Está segura de que quiere dar este paso? Tendrá un gran impacto en la estabilidad de la manada.

Saqué de mi bolso un cristal que brillaba débilmente.

—Tengo evidencia.

En él estaba grabado cada momento íntimo entre Ryder y Lyra en la guardería, así como los aullidos de agonía de mi loba interior durante esas noches de dolor.