Capítulo 3

—Si esta prueba es real, el juicio de mañana lo cambiará todo para nuestra manada.

El Gran Sabio tomó el cristal y me miró con seriedad.

—Debo advertirte que, una vez que el juicio del Consejo de Sabios comience, no habrá vuelta atrás. ¿Estás segura de que estás lista para asumir las consecuencias?

Asentí sin dudar.

—Estoy lista para lo que sea.

Para cuando salí del salón del consejo, la noche ya había caído y solo unas cuantas luces parpadeaban en el territorio de la manada. Al volver a mi residencia, empaqué algunas cosas esenciales y me marché.

Mi intención era quedarme en un hotel en la ciudad de los humanos, pero descubrí que todos los recursos de la manada a los que tenía derecho como Luna habían sido congelados por Ryder.

El empleado hombre lobo del banco me miró con cautela.

—El Alfa ordenó la suspensión de todos sus privilegios financieros. Dijo que era para proteger los bienes de la manada y evitar que tomara decisiones impulsivas.

Sentí todo el peso sobre mis hombros. Así que su venganza había llegado tan rápido. Como Luna, debería haber tenido derecho a disponer de la mitad de los recursos de la manada. Ahora, ni siquiera podía pagar una habitación de hotel.

Durante años, le había confiado a Ryder la administración de mis bienes, quedándome con muy poco para mí.

Había trabajado día y noche encargándome de los asuntos de la manada, en parte porque era mi deber como Luna, pero sobre todo porque creía que estaba construyendo una vida con Ryder.

Creí que un día valoraría todo lo que había hecho por nosotros, que tendría mi propia familia feliz, con cachorros nuestros.

Nunca imaginé que todo era una farsa. Había estado sola desde el principio.

Después de pedirle dinero prestado a una amiga para registrarme en un hotel, revisé el celular y vi una grabación de nuestra discusión del día anterior.

El conflicto en el festival se había extendido por toda la comunidad de hombres lobo debido a los miembros de la manada.

Ahora yo era el hazmerreír del mundo licántropo, una Luna despiadada. Los comentarios en redes sociales estaban repletos de insultos hacia mí, y algunos hombres lobo incluso me amenazaron por el enlace mental con arruinar mi reputación.

—¡El Alfa solo estaba cuidando al cachorro de su hermana adoptiva, y esta Luna desalmada quiere romper un vínculo sagrado por eso!.

—Seguro se encontró un amante errante y está usando una excusa para traicionar al Alfa. ¡Qué vergüenza para todos los hombres lobo!.

Los rumores se esparcieron como pólvora. Hasta el personal del hotel me reconoció y me lanzaba miradas de desprecio.

Pero cuando activé el Cristal de la Verdad, un dolor agudo me atravesó.

Esta era la prueba contundente que le había pedido a mi vieja amiga, una bruja de una manada vecina llamada Maya, que consiguiera para mí.

Ella era la única que sabía que estaba reuniendo pruebas en secreto. Reuní todo mi valor para ver las grabaciones.

Cada vez que Ryder pensaba que yo estaba profundamente dormida, se escapaba a la guardería. Las imágenes en el cristal lo mostraban cargando a ese cachorro con una actitud de inmensa ternura, incluso besando con suavidad la frente de Lyra.

A través de las escenas grabadas por el cristal, fui testigo de sus encuentros nocturnos.

La mirada en los ojos de Ryder cuando observaba a Lyra tenía una gentileza distinta, un afecto profundo que nunca le había visto en todos los años que llevaba con él.

Aunque actuaba a la perfección frente a la manada, solo yo sabía lo indiferente que era conmigo.

Después de unirnos, me había dicho sin rodeos que no quería continuar con su linaje, ordenándome que no me hiciera ilusiones al respecto.

Desafortunadamente, tiempo después quedé embarazada por accidente. Le supliqué que me dejara tener al cachorro, pero sin dudarlo me obligó a ponerme una inyección para interrumpir el embarazo.

Ese incidente se convirtió en una herida en mi corazón que nunca sanó. Desde ese día, nunca me permitió que me acercara a él.

Pero ahora, frente a mis ojos, cuidaba con ternura a otra loba y a su hijo, noche tras noche.

A la mañana siguiente, recibí un mensaje por el enlace mental de mi asistente. La presión de los rumores estaba provocando que nuestros aliados empezaran a dudar de mis habilidades.

Tenía que volver a la manada para encargarme de mis deberes diarios como Luna. En cuanto llegué al salón de la manada, vi que Ryder y Lyra ya estaban esperando allí.

Ryder estaba en la entrada del salón y dijo frente a muchos hombres lobo:

—Cálmate. La gente que está adentro solo vino a ver el espectáculo. Hablemos.

—No hay nada de qué hablar.

Caminé directo hacia el salón sin levantar la cabeza. Se puso frente a mí, y dijo con la voz temblorosa:

—Sé que sigues enojada, pero el cachorro no tiene la culpa. ¿Cómo puedes tratar así a tu propia familia?

Los miembros de la manada a nuestro alrededor empezaron a susurrar, y su compasión por Ryder se sentía a través del enlace mental.

Entonces Lyra se acercó, cargando al cachorro, con la cara bañada en lágrimas.

—Yo nunca quise interponerme entre tú y Ryder. Todo es mi culpa. Si nunca hubiera llegado a esta manada, ustedes no estarían teniendo estos problemas. Solo te pido que perdones al Alfa por su bondad. Haré lo que sea.

Mientras hablaba, fingió tropezar y caer al suelo, con lágrimas corriendo por sus mejillas. Ryder corrió a ayudarla a levantarse, con una actitud de preocupación y pánico.

El ruido atrajo la atención de los presentes, quienes empezaron a condenar mi arrogancia y crueldad por el enlace mental.

—¡Miren cómo asustó a la pobre Lyra!

—Es una Omega tan dulce, y la Luna ni siquiera le tiene compasión.

Pero en ese momento, me puse de pie.

—Ya basta. Deja de actuar.

Lyra me miró con los ojos llorosos.

—Lo siento. No quise caerme, por favor no te enojes. Fue mi culpa, fui torpe. Por favor, no la culpen.

Su actuación era impecable, haciéndome ver como la villana desalmada que la había hecho tropezar de miedo. ¿Era este el efecto que buscaba?

Giré la cabeza, negándome a ver su teatro. Al percibir mi reacción, Ryder me miró.

—¿Cómo es que no sientes nada de compasión? Tu hermana te pidió perdón con sinceridad y ni siquiera la miras. ¿Cómo puedes ser tan insensible?

Lyra se levantó e hizo una reverencia, viéndose aún más digna de lástima. Al observar este melodrama tan bien montado, sentí que me estallaría el corazón y me estaba asfixiando.

Cada vez me costaba más trabajo respirar, y me sentí como si me estuviera ahogando en su actuación.

Sentí un dolor conocido e inmenso, una presión abrumadora. Abrí la boca, queriendo decir algo, lo que fuera, para defenderme de esta farsa tan elaborada…

Pero antes de que pudiera articular las palabras, Ryder dio un paso al frente y su voz resonó por todo el salón mientras se ponía delante de Lyra para protegerla.

—¡Ya te pasaste! ¿Cómo puedes ser tan cruel con alguien que lo único que ha hecho es intentar disculparse contigo? Lyra siempre ha sido respetuosa y humilde, y tú ni siquiera le muestras un poco de decencia. Los celos te consumieron.

Las palabras se me atoraron en la garganta.