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Capítulo 6

Author: Shirley
Al ver una cara conocida, Chloe saludó con entusiasmo.

—Miren nada más. ¿Así que ya lo están haciendo oficial? ¿No piensas presentarnos?

Kade miró a Selena, buscando su aprobación en silencio, y luego la guio con elegancia hacia nosotros. Así que, por alguien que le importaba, no solo era complaciente, sino considerado en todos los aspectos.

Conmigo, él jamás había dado su brazo a torcer. Siempre era yo la que cedía ante su temperamento. Incluso cuando se trataba de mi entrenamiento de guerrera, que tanto me gustaba, bastaba una sola mirada de desaprobación de su parte para que yo me rindiera ante él.

Chloe bromeó:

—Me contaron que la seguiste hasta el mundo humano. Eso sí que es estar enamorado en serio.

Kade se recargó en una banca de piedra y sonrió sin decir nada. Fue Selena quien respondió, con un poco de timidez.

—Ay, no digas eso.

Parpadeó con sus grandes e inocentes ojos.

—En realidad nunca me imaginé que Kade, que siempre ha sido un Alfa tan inalcanzable y serio, pudiera ser tan detallista. De hecho, me cuidó muchísimo mientras estuve en el mundo humano. De vez en cuando me mandaba las mejores hierbas relajantes. Y para que yo pudiera comer algo que me recordara a casa, se pasó seis meses aprendiendo a cocinar con el mejor chef de la manada.

Escuchar su dulce historia hizo que el corazón que yo creía insensible se hiciera pedazos una vez más. No pude evitar recordar todas las noches que pasé agonizando por heridas de flecha, mientras Kade estaba en la sala de entrenamiento, empapado en sudor, ajeno a mi dolor.

Una vez, el dolor era tan intenso que casi me desmayé. Le dije que la flecha estaba impregnada de acónito y que necesitaba su energía de Alfa para contrarrestar el veneno. Solo me miró con impaciencia.

—¿Qué tan grave puede ser una herida de flecha? Deja de exagerar.

Yo siempre había pensado que su naturaleza de Alfa era indiferente. Resulta que no es que no supiera preocuparse por los demás, es que no sabía preocuparse por mí.

—¿En serio este es mi hermano? Anya, ¿no crees que está poseído o algo?

Me había perdido en mis pensamientos, así que no escuché a Chloe decir mi nombre. El extraño silencio a mi alrededor me hizo volver a la realidad, y mi mirada se encontró de forma inesperada con la profundidad de la de Kade.

—Anya —dijo él, con un tono más serio—, ¿tienes algún problema con Selena?

—No, ¿por qué?

—Pues no la estás mirando con mucha amabilidad que digamos.

Sonrió perezosamente; su tono era casual, pero había una amenaza detrás de sus palabras.

—Eres como mi hermana. Lo pones muy difícil cuando le faltas al respeto así.

Recordar sus asquerosas palabras y ver su actuación inocente e hipócrita borró el último rastro de tristeza de mi corazón. Una furia primitiva se encendió en lo más profundo de mi loba.

Dejé mi vaso en la mesa, conteniendo la ira.

—Si quieres montar un numerito, ve con tu bola de aduladores. No tengo tiempo para tus juegos infantiles.

—No te molestes, hermana. El Alfa solo intenta protegerme. Estoy segura de que no tiene malas intenciones.

Selena fingió querer reconciliarnos, poniéndose de pie con una actitud frágil e inocente que inspiraba lástima. En ese momento, una sacerdotisa de la Luna pasaba cerca con aire ceremonioso, llevando un cuenco ritual lleno de aceite sagrado.

Selena dio un paso hacia atrás, en un gesto aparentemente inocente, que la dejó en la posición para chocar “por accidente” con el brazo de la sacerdotisa. El aceite sagrado hirviendo se derramó, y las llamas prendieron.

Por instinto, Kade empujó a Selena, que estaba a su lado, para apartarla. Pero cuando vio que las llamas saltaban hacia mí, sus pupilas se contrajeron.

—¡Anya!

Se abalanzó hacia mí, pero Selena se enredó en sus pies al caer. Para evitar que se cayera, no tuvo más opción que sujetarla, observando con impotencia cómo el aceite sagrado volaba hacia mí.

Me giré bruscamente para esquivarlo, pero una parte me alcanzó en el brazo. El dolor abrasador me hizo apretar los dientes con fuerza, solo pude gritar.

Chloe corrió a mi lado para revisar mi herida.

—¿Estás bien?

Kade se quedó a unos pasos, sosteniendo a Selena, con la mirada fija en mí. Podía sentir el dolor en su propio corazón.

Pero aun así, la eligió a ella.

***

Cuando recuperé el conocimiento, me costó trabajo levantar los párpados. Aún aturdida, escuché una voz masculina en el pasillo.

—¿Ya despertó?

La voz de Chloe sonaba cansada.

—Todavía no. El doctor dijo que tiene que quedarse en observación toda la noche. ¿No vas a entrar a verla?

—No. Y no le digas que estuve aquí.

La voz me resultaba familiar, pero no lograba reconocerla. Chloe rio bajito.

—¿Cuánto tiempo más piensas ser su guardián en secreto? ¿Por qué no solo le dices la verdad y ya...?

El parpadeo insistente de un cristal de comunicación interrumpió a Chloe. Aquel sujeto contestó la llamada y se alejó a paso rápido.

—Tengo que ir a patrullar la frontera. Si pasa algo, háblame por el enlace mental.

Chloe no pudo evitar poner los ojos en blanco al verlo alejarse. Luego se dio la vuelta y entró en la sala de curaciones.

Al verme acostada en la cama, con el brazo envuelto en un vendaje de hierbas, los ojos de Chloe se enrojecieron de culpa.

—Lo siento mucho, Anya. Si hubiera sabido que pasaría esto, no te habría insistido en ir al festival. Pero no te preocupes, en cuanto te den de alta, te voy a llevar con el mejor curandero. No vamos a permitir que te quede cicatriz.

Una risa seca y sin gracia se escapó de mis labios.

—¿Y todavía te ríes? Te juro que Selena lo hizo a propósito. Podría haber esquivado a la sacerdotisa sin problema, pero chocó con ella a propósito. Y ni siquiera se quemó, pero bien que se hizo la víctima. Siento que la trae contra ti…

Mi sonrisa se desvaneció. Guardé silencio unos segundos antes de decir:

—Es mi media hermana.

Chloe abrió mucho los ojos, impactada.

—¿Es tu media hermana?

—¡¿Y tu mamá es una Sabia de la manada?! ¡Por Dios! ¿Cómo no me dijiste algo tan importante? ¿Qué, no somos amigas?

Tuve que ponerla al tanto de la situación, aunque omití mi historia con Kade. Verla mirarme con esa mezcla de lástima e indignación me reconfortó el corazón.

—Todo eso ya es pasado. Ahora estoy bien.

No necesitaba depender de nadie. Podía vivir con la frente en alto.
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