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Capítulo 2

Author: Moisés
Yo era la estudiante con plaza asegurada en la Universidad A gracias a las competiciones, y finalmente elegí la carrera de Informática.

En el campo que me apasionaba, todo me había salido bien: monopolizaba el primer puesto de la facultad y había participado en innumerables concursos.

Al acercarse la graduación, busqué al profesor Jiménez, a quien siempre había admirado, para pedirle continuar en el máster, pero su condición fue clara: debía ganar el primer lugar en la competencia internacional.

Por ello, escogí el tema más difícil y pasaba los días enteros encerrada en la sala de ordenadores, estudiando y programando sin descanso.

Nunca imaginé que el fruto de mi esfuerzo terminaría en manos de Susana con tanta facilidad.

Caminando por el silencioso campus, cada vez sentía con más fuerza que había algo que se me escapaba.

De pronto, una idea iluminó mi mente.

“Si este proyecto no funciona… ¿Por qué no rehacerlo en otro lenguaje de programación y con una estructura distinta?”

Regresé al dormitorio, encendí el portátil y empecé a teclear un nuevo código.

Bajo la presión del esfuerzo, me surgió de repente un nuevo enfoque para el marco lógico, y enseguida lo construí.

Así, mi diseño ya no podría ser acusado de plagio, ¡y además el programa sería más eficiente!

Cuanto más escribía, más emocionada estaba, plasmando mis ideas a toda velocidad.

Hasta que una voz preocupada sonó a mi espalda.

—Iris, te estás esforzando demasiado. Pasar la noche sin dormir te va a destrozar, deberías descansar un poco.

Miré el móvil y me sorprendí: ya eran las cuatro y media de la madrugada.

Mi compañera de cuarto se llevó la mano a la frente, resignada.

—Iris, aún queda una semana para el concurso, no hace falta tanta prisa.

—Si te enfermas antes de la final, sería una pérdida enorme.

Sus palabras me dejaron pensativa.

“Es cierto… todavía queda una semana entera. No necesito entregar ahora mismo; puedo esperar y ver qué publica Susana. Si algo resulta sospechoso, aún tendré tiempo de modificarlo.”

Así evitaría repetir el desastre de mi vida pasada y, por fin, podría competir con un proyecto que realmente era mío.

Respiré aliviada, le agradecí a mi compañera y seguí programando hasta completar la segunda versión.

Tras la prueba de ejecución, ¡funcionó!

Contemplé el programa terminado y aspiré hondo.

Al fin había nacido una obra que realmente me pertenecía.

Pero los recuerdos de la otra vida regresaron.

No solo me acusaron de plagio, sino que Susana abrió transmisiones en vivo para difamarme, diciendo que yo la acosaba en la universidad.

Lloraba frente a la cámara con esa cara inocente y frágil que conquistaba corazones en un instante.

Los comentarios en internet me destrozaban:

"No puedo creer que haya acoso escolar en la universidad. Esa tipa es un monstruo, ¡hay que borrarla de la faz de la tierra!"

"¡Pobre Susana! La acosaron y encima le plagiaron. Iris es malvada hasta la médula."

"Susana es demasiado buena… ahora solo nos queda hacer justicia por ella. ¿Alguien tiene el número de Iris?"

No entendía por qué mentía así. Intentaba aclararlo, pero solo provocaba más odio y ataques.

Alguien filtró toda la información privada de mi familia; mis padres fueron acosados hasta que decidieron mudarse.

En el trayecto, unos fanáticos los acorralaron en la carretera y el coche se estrelló. Murieron al instante.

El recuerdo me hizo apretar los puños con rabia, hasta clavarme las uñas en la palma.

“Si no descubro el origen de todo, jamás podré proteger a mis padres.”

Mientras me quebraba la cabeza pensando cómo investigar, unos gritos de mis compañeros me sacudieron.

—¿Visteis el estado de Susana en WhatsApp? ¡Dice que le plagiaron su proyecto para el concurso!

—¿De verdad? Si falta tan poco, rehacerlo sería imposible.

—¡Qué descaro! Los plagiadores son repugnantes.

Esas voces me golpearon como un rayo, saqué el móvil a toda prisa y abrí el perfil de Susana.
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