All Chapters of Renacida para vengarme del ex y su falsa: Chapter 1 - Chapter 10

Yo era la estudiante con plaza asegurada en la Universidad A gracias a las competiciones, y finalmente elegí la carrera de Informática.En el campo que me apasionaba, todo me había salido bien: monopolizaba el primer puesto de la facultad y había participado en innumerables concursos.Al acercarse la graduación, busqué al profesor Jiménez, a quien siempre había admirado, para pedirle continuar en el máster, pero su condición fue clara: debía ganar el primer lugar en la competencia internacional.Por ello, escogí el tema más difícil y pasaba los días enteros encerrada en la sala de ordenadores, estudiando y programando sin descanso.Nunca imaginé que el fruto de mi esfuerzo terminaría en manos de Susana con tanta facilidad.Caminando por el silencioso campus, cada vez sentía con más fuerza que había algo que se me escapaba.De pronto, una idea iluminó mi mente.“Si este proyecto no funciona… ¿Por qué no rehacerlo en otro lenguaje de programación y con una estructura distinta?”Regresé a

Encendí el ordenador de inmediato y empecé a comparar carácter por carácter.El resultado era idéntico, incluso el lenguaje de programación coincidía exactamente con mi segunda versión.¡Pero yo no se la había mostrado a nadie!“¿Será, será solo una coincidencia? ¿Que Susana y yo hayamos elegido el mismo tema, el mismo lenguaje, y escrito un código idéntico?”¡Imposible!“¿Acaso mi ordenador está intervenido?”Inspiré hondo y me senté para revisarlo a fondo.Tras una hora de comprobarlo, confirmé que no tenía ningún programa espía ni virus. Me hundí en la duda.Con la cabeza hecha un lío, ni me di cuenta de que Diego me estaba llamando impaciente varias veces a mi lado.—Iris, ¡Iris! ¿En qué estás tan metida?Su voz me sobresaltó. Me giré, nerviosa, y vi que con él estaba Susana.Ella habló con voz tímida:—Iris, Diego dice que he trabajado mucho para el concurso y me invitó a comer con vosotros. ¿No te molesta, verdad?Al ver esa cara inocente, en mi mente se sucedían escenas de la

—Sí. —lo admití sin titubear.Alrededor, todas las miradas se volvieron hacia mí con asco.—¡Una plagiadora nunca cambia! —lanzó alguien con sorna.No les presté atención. Me incliné hacia Susana y le hablé con calma:—Tu programa está muy bien hecho, no pude evitar mirarlo. Pero veo que solo resuelve las dos primeras partes del problema. ¿Cómo piensas abordar la tercera?En sus ojos pasó un destello de inseguridad antes de balbucear:—Eso… todavía necesito unos días.Terminó la frase y cerró de golpe su portátil.Al ver su gesto nervioso, entendí que no tenía ningún plan para la tercera parte.Curiosamente, yo misma, entre el estrés y el miedo a repetir mi destino anterior, tampoco había pensado aún en la parte final.“¿Será que si yo no tengo idea, Susana tampoco la tiene?”Sacudí la cabeza enseguida. Era un pensamiento demasiado fantasioso.“Debe de ser por estos días de tensión, mi mente ya empieza a inventar cosas.”Mientras tanto, los demás del grupo estallaron en defensa de Su

Estaba enfrascada programando hasta el atardecer cuando mi abuela entró con un cuenco humeante de carnitas, mirándome con una sonrisa.—Cariño, por muy ocupada que estés tienes que comer. Esto es carnitas que la abuela preparó especialmente para ti. Ven, pruébalas.Cerré el portátil y me estiré feliz.—Gracias, abuela, se me hace la boca agua.Desde pequeña me encantaban sus carnitas: el toque justo de picante, las especias y el caldo de huesos formaban un aroma irresistible. Un plato insuperable que casi no había podido comer desde que entré en la universidad.Las cogí con la mano, lista para morder, pero ella me dio un golpecito y me pasó una toalla.—¡Gatita sucia, límpiate las manos antes de comer!Me reí y me las limpié. En ese momento, la pantalla del móvil se encendió.Al desbloquearlo, vi que las redes estaban otra vez alborotadas.Poco después de mi llamada con Javier, Susana había publicado de nuevo su código del programa.Como era de esperar, su enfoque y sus soluciones er

Los mismos compañeros que antes la adulaban comenzaron a desahogarse furiosos en voz alta:—¡No lo puedo creer! A una hora del concurso y el programa de Susana colapsa. ¡Encima borró automáticamente los módulos que nosotros habíamos hecho! Nos ha traicionado a todos.—¡Exacto! Un mes entero de trabajo tirado a la basura. Y cuando le pedimos que corrigiera el BUG, resultó que no sabía nada, metió varios errores más y ahora el sistema ni siquiera arranca.—¡Maldita sea! Empiezo a sospechar que todo lo que presentó antes era robado. Por eso no sabe escribir ni lo básico.—¡Por favor, que algún genio venga a arreglar esto ya! ¡Me voy a volver loco!Las críticas en redes se intensificaban y pronto se unieron los curiosos:"¿Apenas se enteran? Hace tiempo alguien filtró que ella solo entró en la Universidad A porque sus padres, que son profesores, pagaron por debajo de la mesa.""Con sus notas reales apenas habría entrado en un instituto técnico. No alcanzaba el mínimo de la A, pero la cola