Capítulo 04

A las ocho de la noche, frente al Hotel Rehova, había un montón de carros de lujo.

Para este tipo de evento empresarial de alto nivel, las invitaciones se revisaban con lupa, y varios reporteros estaban esperando para tomar fotos.

Mariana, dejando de lado su estilo discreto de siempre, llevaba un vestido rojo ajustado que marcaba su figura perfecta. Su piel blanca brillaba como la nieve y como jade bajo las luces.

Un collar de joyas y una bolsa de mano roja, sin marca visible pero con un aire de lujo que se notaba.

Al bajarse del coche, atrajo muchas miradas.

Mariana bajó un poco sus pestañas largas, su maquillaje elegante y serio no mostraba ni un poquito de nerviosismo. Solo suspiró por dentro.

El vestido y las joyas que su tío había mandado preparar eran demasiado llamativos. Este atuendo ya era el más discreto; si hubiera seguido las instrucciones exactas de su tío, habría sido el centro de los chismes desde que entrara hasta que saliera.

Su tío le había pedido que negociara una colaboración esta noche.

Era con el Grupo Releo de Glotán, una sociedad crucial para que la familia Vázquez expandiera su mercado.

Pero como apenas estaban empezando, no podían usar directamente el nombre de los Vázquez.

Esta vez su tío le había dado el nombre de una empresa chiquita recién comprada por el grupo Vázquez: Corporación Nubelis. Para una compañía tan desconocida, conseguir una colaboración con Releo iba a estar bien difícil.

Pero si su tío se lo había pedido, ella seguro lo lograría.

Después de tantos años al lado de Javier, este tipo de cosas no eran tan complicadas.

Había conseguido contratos aún más difíciles para él.

Además, cuando estaba en el Grupo López, había investigado sobre el Grupo Releo pensando en ayudar a Javier a crecer más.

El dueño era bien misterioso, pero tenía un ojo clínico. En los últimos años, todos los proyectos que había elegido habían sido un éxito.

Una persona tan discreta y poderosa odiaba las actitudes presumidas.

Incluso para el evento de hoy, él no había ido; había mandado a un ejecutivo de Releo.

Al entrar al salón, inmediatamente buscó con la mirada a su objetivo.

Del otro lado, Mateo, que estaba platicando con Javier, la vio y después de quedarse impresionado, sonrió con picardía.

—Javier, ¿no dijiste que tu canario no había regresado anoche? ¿Qué nuevo juego es este? ¡Se ve bien buena!

El hombre volteó la cabeza de inmediato, su mirada cayó en la abertura alta del vestido de Mariana, su cara se puso seria.

En ese momento, alguien se acercó a Mariana con una copa de vino, platicando y riendo muy cerca de ella.

Una rabia inexplicable le subió a Javier. ¡No esperaba que Mariana, después de hacerse la desaparecida toda la noche, apareciera aquí!

Estaba a punto de ir a regañarla cuando Mateo comentó, —Mariana ayer pidió cortar y hoy sale con esto, ¡qué lista! ¿Será que ahora quiere que te rindas?

Javier se detuvo.

Esta mujer tenía sus trucos.

Quería ver qué fregados tramaba.

¿Hacerlo ceder? Qué chiste.

Se bebió de un trago el vino de su copa y ordenó con frialdad, —Que nadie le haga caso.

Al principio, pensó que ella vendría a buscarlo.

Ya fuera con pretextos o fingiendo un encuentro casual, ¿acaso no había venido aquí por él?

Pero después de esperar un buen rato, Mariana no se acercó como él esperaba.

Después de rechazar amablemente a este hombre que intentaba platicar con ella, Mariana se mezcló rápido entre la gente.

Después de buscar un rato, encontró en el área de descanso a Diego Serrano, director de proyectos del Grupo Releo y segundo al mando. Según había oído, tenía un ojo clínico y muy certero.

Al verlo, Mariana se sorprendió un poco. Por los documentos pensaba que sería un señor de mediana edad, pero resultó ser joven, como de veintisiete o veintiocho años, guapo, claramente un ejecutivo exitoso.

Tan joven y ya con esos logros, seguro que no era cualquier persona.

Reorganizando sus ideas, se acercó con una copa de vino.

Pero la negociación no fue tan fácil como esperaba. Diego era como resorte, bloqueando amablemente todas sus estrategias con una sonrisa.

Ni siquiera pudo darle la propuesta en persona.

¡No por nada era el hueso más duro de roer de Glotán!

Cuando estaba en el Grupo López, había escuchado rumores de que también querían colaborar con ellos, pero Javier nunca se lo había mencionado y ella no preguntó, solo preparó algunos materiales en privado por si acaso.

No esperaba que de verdad fueran útiles, solo que esta vez no era para el Grupo López.

Viendo que Diego se levantaba para irse, Mariana dijo de repente, —Puedo aumentar la precisión en un grado más.

Diego se detuvo, mirándola con ojos penetrantes.

—¿Usted es del departamento de investigación y desarrollo?

Mariana negó con la cabeza.

—Pero puedo serlo.

En este proyecto, lo más importante era la verificación de la precisión.

Con su equipo actual seguro que no podrían lograrlo, pero ella sí.

Chance y ya nadie se acordaba, pero el aumento de precisión de la generación anterior se había basado en su tesis de licenciatura.

Después de escuchar su plan, Diego no pudo evitar reírse.

—Señorita Vázquez, admito que su oferta es tentadora, pero ¿no cree que está exagerando demasiado? ¿Acaso olvida que el que decide es Releo, no Nubelis? ¿Por qué Releo le haría caso a una empresa chiquita?

Mariana sonrió con una seguridad total.

—Director Diego, es cierto que Releo tiene muchas opciones para esta colaboración, pero en cuanto a la inversión tecnológica, le aseguro que solo Nubelis, a quien represento, puede lograrlo. Puedo entregarle todos los datos clave del ajuste y, después de probarlo, entenderá si esta concesión vale la pena o no.

Su sinceridad y valentía finalmente lograron que Diego mostrara algo de admiración.

Por su apariencia, había pensado que sería algún adorno y no planeaba hablar mucho, pero después de oírla hablar, se dio cuenta de repente de que la mujer frente a él parecía ser más compleja de lo que aparentaba.

Interesante.

—De acuerdo, pero como esto toca el corazón del proyecto, se sale de mi autoridad. Necesitamos la aprobación de nuestro jefe. En un momento, se la presentaré.

—¡Gracias! —Mariana le extendió la mano a Diego.

En el instante en que se dieron la mano, Javier, que se acercaba con una copa de vino, vio la escena, sorprendido y confundido.

Mateo chasqueó la lengua.

—Con razón Mariana no vino a buscarte, ya veía que tenía otro plan para distraerte. Por cómo se ve, ¿será que ya cerró el trato con Releo? ¡Qué fregona!

Un brillo extraño cruzó los ojos del hombre.

La colaboración con Releo era tan importante que no se la había encargado a Mariana, decidiendo negociarla él mismo.

Había venido en persona a este banquete porque le habían dicho que el dueño de Releo aparecería.

Pero después de esperar mucho tiempo sin verlo, pensó en acercarse a Diego para tantear el terreno.

¿Sería posible que esta mujer de verdad hubiera cerrado el trato por él?

¡Con razón se había vestido así!

De verdad estaba calculando cómo complacerlo, incluso con proyectos que nunca le había mencionado, buscando información por su cuenta para trabajar como burra para él.

Pero...

¿No había dicho que quería terminar?

Su mirada se oscureció y avanzó a grandes zancadas, bloqueándole el paso a Mariana.

—Director Diego, disculpe, ella ya no forma parte de nuestro Grupo López. Representar a López en estas negociaciones sin permiso, si ha causado alguna molestia, le pido disculpas—dijo Javier extendiéndole la mano a Diego—Soy Javier López, presidente del Grupo López. Cualquier decisión sobre esta colaboración la tomo yo.

Después, giró un poco la cabeza hacia Mariana con tono indiferente, —Ya no tienes nada que hacer aquí. Deja el contrato, y tú, haz lo que quieras.

Si quería jugar a escaparse de la casa, él no le daría una salida fácil.

A ver qué hacía ahora.