All Chapters of El Amor Inocente Del Don De: Chapter 111 - Chapter 120

[ARTEMY]Me di la vuelta y volví a entrar. Mis hombres me siguieron de cerca.—Jefe, lo siento mucho. No lo sabía. Pensé... —comenzó Milandro, pero se interrumpió rápidamente.Me enfrenté a él y él se arrodilló, inclinó la cabeza y colocó el arma frente a él. Una postura de sumisión.—Les he fallado a ti y a Rebecca. Tienen todo el derecho a quitarme la vida.Me agaché y tomé su arma en mi mano. —Tienes razón. Puedo quitarte la vida ahora mismo. Sólo porque llamaste perra a mi mujer. Cometiste un error, pero ese será tu último error.Me puse de pie en toda mi altura, pero en lugar de apuntarle con mi arma a la cabeza, le di una orden: —Levántate.Se puso de pie, mirándome con la cabeza todavía inclinada. —Tienes una oportunidad más. Protege a Rebecca con tu vida y serás perdonada.No podía condenarlo por pensar lo mismo que cualquiera de nosotros habría pensado. Era más fácil pensar que Rebecca nos había traicionado.Pero yo sabía… que mi Ángel nunca haría algo así.—Brayden, rastrea

[ARTEMY]Me sentí entumecido cuando salí del auto. De pie en la entrada, miré la finca. Las puertas delanteras estaban abiertas, pero mis pies estaban clavados en el suelo, negándose a moverse.Sentí un dolor en el pecho. Salí con Rebecca pero volví sin ella. Al pensar en volver a casa sin mi ángel y saber que no estaría allí para saludarme o besarme, el dolor en el pecho se intensificó.Brayden se acercó a mí y esperó. Sentí a Avim a mi izquierda. Y luego a Leon y Milandro. Nadie dio un paso adelante. Todos me esperaban.No importaba cuánto dolor sintiera, seguía siendo un jefe, el rey. No podía permitirme debilitarme en un momento como ese. Tragué saliva para superar el nudo que tenía en la garganta, di un paso hacia adelante y caminé hacia la puerta. Cada paso que daba era pesado, un recordatorio de mi fracaso.Entré y, en cuanto atravesé la puerta, Lynda se me echó encima. Me agarró del cuello y su rostro era una máscara de ira e incredulidad.—¿Dónde está? —gritó con voz escalofr

[ARTEMY]Me volví hacia mi cautivo y sus ojos temerosos se encontraron con los míos. Intentó mirar a su esposa, pero mi cuerpo le impedía ver.Su cuerpo empezó a temblar por la falta de oxígeno. Pero eso no era todo. También era de miedo. Por su esposa y su hija.No pude evitar sonreír. Interesante.—Pasen, señoras. Estoy segura de que querrán quedarse con su marido mientras exhala su último suspiro. No queremos que muera solo. Háganle compañía —la invité a burlarme sin apartar la mirada de los ojos del hombre.Solté su garganta y me aparté. Cayó de rodillas y mi corazón se llenó de poder. Otro de los hombres de Raffaele estaba de rodillas, inclinándose ante mí.Me di vuelta y vi a León acompañando a la mujer y a su bebé hasta una silla. Ella se sentó, pero todo su cuerpo temblaba como una hoja.—¿Quién eres? —susurró.—Soy el verdugo de tu marido —respondí con voz letal. Ella se estremeció y abrazó a su bebé con más fuerza contra su pecho.—Pero… él… —tartamudeó, pero la interrumpí r

[REBECCA]Mi cuerpo estaba extrañamente cálido. Estaba flotando y una sensación de paz me envolvía. Abrí los ojos y parpadeé varias veces, tratando de acostumbrarme a mi entorno.Cuando finalmente mis ojos se acostumbraron a la luz, dejé escapar un jadeo y mi corazón revoloteó como las alas de un colibrí.Yo no estaba en la mazmorra.No, estaba en una habitación preciosa. Me incorporé y abrí los ojos de par en par cuando vi a Artemy sentado a mi lado.¡Artemy!Estaba justo ahí, a mi lado. ¡Me encontró! Vino... realmente vino por mí. Tal como sabía que lo haría.Mi corazón se llenó de alegría y salté a sus brazos con un grito. —Artemy, te amo, te amo, te amo tanto. Por favor, no me dejes. Por favor, —sollocé en su pecho.—Shh… te tengo, Ángel.Oh, su voz. Esas palabras. Eran exactamente lo que quería oír. Lo que había estado tan desesperado por oír.Sus brazos me rodearon, abrazándome contra su cuerpo. Me acarició el cabello y me dio suaves besos en la cara, aliviando todo el dolor.—A

[ARTEMY]Ninguno de ellos era inocente. No había inocencia en lo que respecta a los hombres de Raffaele. Todavía recordaba cuando Rebecca me contaba sobre el abuso que había sufrido. Cómo los hombres de Raffaele la violaban mientras el cabrón enfermo observaba.Iba a vengar a mi ángel de la única manera que sabía.Iba a destruir a los italianos. Uno por uno, hasta que se inclinaran ante mí. Ante Rebecca.Extendí la mano y toqué la mejilla de Rebecca a través de la foto. Espérame, ángel.Salí de mis pensamientos cuando la puerta se abrió de golpe. Aparté la mirada de Rebecca y vi a mi padre y a Howard entrando.Damian estaba furioso y su pecho subía y bajaba con cada respiración que tomaba. —Las Familias están cuestionando tus capacidades como Jefe.Brayden se dio la vuelta para mirarlos. —¿Qué? —gruñó, poniéndose de pie.Damian ignoró el arrebato de Brayden. En cambio, me miró fijamente, desafiándome a responder. Pero no tenía respuesta. Sabía que llegaría a esto.—Mientras buscabas a