All Chapters of El Amor Inocente Del Don De: Chapter 81 - Chapter 90

[ARTEMY]—¿Quién es ella?Eso fue lo primero que me preguntó Damian cuando entró en mi oficina. Sabía de quién estaba hablando, pero ignoré su pregunta. Estaba de pie en lo alto de las escaleras cuando Damian y Howard hicieron su primera aparición. Vi a Rebecca congelarse a la distancia. Mi primer instinto fue ir hacia ella. Y lo hice... sin pensarlo dos veces.Pero me di cuenta demasiado tarde de lo que había hecho.—Artemy, te hice una pregunta —gruñó Damian.—Y decidí ignorarlo. Ahora, ¿podemos hablar sobre por qué estás aquí?Levanté la cabeza de golpe cuando golpeó el escritorio con los puños. —¿Eres un estúpido? Después de todo lo que pasó, ¿te dejaste vencer por una chica?—Eso no es asunto tuyo —susurré. Aparté la silla, me levanté y lo miré con enojo. Vi a Howard y Brayden de pie en la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho y una expresión impasible en sus rostros. De tal palo, tal astilla.Rodeé el escritorio y empujé a Damian. —No te metas en esto. Lo digo en serio,

[REBECCA]—Rebecca, ¿de qué estás hablando? —preguntó Artemy. Estaba en pánico, asustado por lo que significaban mis palabras, mientras yo me desmoronaba por dentro.—Quería creer que eras diferente —susurré con voz ronca, odiando cómo se me quebraba la voz al oír esas palabras. Odiaba el poder que Artemy tenía sobre mí. Él era mi paz, mi fuerza, pero también mi debilidad. Tenía el poder de quebrarme.Y eso fue exactamente lo que hizo.Después de reconstruir mi corazón, después de darme esperanza, me lo quitó todo, dejándome vacía y rota otra vez.—Pensé que eras diferente —continué con la misma voz tenue. Era cierto que sabía qué tipo de hombre era, pero conmigo era diferente.El Artemy que yo conocía era dulce y gentil. Allí era un asesino y despiadado, pero conmigo era todo lo que necesitaba.Pero todo era mentira.Me sequé las lágrimas y finalmente me volví hacia Artemy. Incluso en la oscuridad, podía ver su cuerpo tenso y sus hombros rígidos. Su rostro estaba deformado por el pán

[REBECCA]La mañana siguiente estuvo llena de tensión y ansiedad. Mi estómago se retorcía peligrosamente y mi corazón me dolía constantemente. Al salir de nuestro dormitorio, vi a Brayden caminando por la esquina. Sus pasos vacilaron al verme.Me hizo un gesto con la cabeza y se acercó. —Deberías haber dejado que Artemy te lo explicara —dijo secamente, sin saludarme.—Escuché lo que necesitaba saber. Nada de lo que diga puede cambiar la verdad —respondí, sosteniendo su mirada fría, que me quemó.Sacudió la cabeza. —Y ahí es donde te equivocas. Deja que te explique y lo entenderás.—Me hizo daño —susurré.La mirada de Brayden se suavizó y dio un paso más hacia mí hasta que estuvimos a solo unos centímetros de distancia. —Es un hombre confundido, pero se preocupa profundamente por ti.—Si le importara, no habría tocado a Tiffany. —Mi voz era apenas un susurro mientras las palabras de Brayden se registraban en mi mente. Quería creerle con todas mis fuerzas.Artemy se preocupaba. Lo sabía

[REBECCA]Tenía miedo de abrir los ojos. Anoche, quedarme dormida sin Artemy fue doloroso. Tuve que tomar mis pastillas para dormir, por si acaso volvían las pesadillas.En el fondo de mi mente, había una voz molesta que me susurraba que era culpa mía, pero la otra voz contraatacó y me dijo que necesitaba tiempo para pensar.Sostuve la otra almohada contra mi pecho y me hundí más bajo el edredón con un suspiro antes de abrir los ojos. Pero rápidamente me tapé la boca con la mano para sofocar el jadeo que amenazaba con escapar ante la imagen que tenía frente a mí.—Artemy —susurré, con mis ojos fijos en su figura dormida.Empujé el edredón morado para quitármelo de encima, me levanté de la cama y caminé hacia él. Estaba durmiendo en la silla que estaba al lado de la cama, con las piernas estiradas frente a él y la cabeza girada hacia un lado en una posición que parecía incómoda.Su chaqueta de traje estaba tirada descuidadamente en el suelo mientras que su camisa negra estaba desaboton

[REBECCA]Artemy abrió mucho los ojos y negó con la cabeza. —No. No... —Pero sus palabras se detuvieron cuando presioné mi dedo sobre sus labios.—No, escúchame, Artemy. Por favor, déjame decirte esto, ¿de acuerdo?Suspiró y asintió con la cabeza, clavándose los dedos en mis caderas. —Lamento haberte hecho daño. Estaba enojado y herido, y quería que te doliera. Todavía estoy enojado y herido por lo que hiciste, pero no puedo hacerte daño. Me atormenta pensar que sufriste por mi culpa.Artemy emitió un sonido estrangulador. Se llevó la mano a la cara y la colocó sobre la mía. Miré su rostro deslumbrante y mi corazón latía con fuerza al pensar en lo hermoso que era, incluso cuando parecía tan cansado y desamparado.—Entiendo por qué lo hiciste —continué—. Entiendo por qué pensaste que yo era el espía. Tiene sentido, así que no te culpo por no haber confiado en mí antes. Estos últimos dos días, no dejaba de pensar si era posible que lo que teníamos fuera una mentira. Tenía y todavía teng