—Te he explicado muchas veces que a Jimena solo le queda un año de vida por culpa del cáncer. Su mayor deseo es dejarle un hijo a su familia, ¡ella me salvó la vida en su día y ahora tengo que ayudarla a cumplir ese deseo!Había oído esas palabras no menos de mil veces en el último mes.La primera vez que escuché a Julián Fernández hacerme esta petición, dije que no sin dudarlo. Sin embargo, él no desistió, sino que comenzó a sacar el tema prácticamente a diario.No obstante, no solo era eso… Su actitud también había cambiado, pasando de pedirme permiso a discutir conmigo como si tuviera toda la razón del mundo. Como si yo fuera una pecadora, una maldita, por no estar de acuerdo. Porque, aunque le hubiera salvado la vida una vez, ¿acaso no era de locos devolverle el favor teniendo un hijo con ella?Sin embargo, un mes de discusiones me había agotado física y mentalmente, y había perdido las fuerzas para persuadir a Julián de que cambiara de opinión. Por lo que, simplemente, miré
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