El primer mes después de saber que estaba embarazada, llena de ilusión se lo conté a mi prometido, Héctor Alcázar. Pero su reacción fue bastante extraña. Lejos de mostrar entusiasmo, arrugó la frente y su semblante se mantuvo sombrío. Cuando le pregunté cuándo pensaba casarse conmigo, cambió de tema con un nerviosismo que no pasó desapercibido. Hasta el día que fui sola al hospital para mi revisión, cuando me enteré de todo. En el hospital, me encontré justo con Rebeca Ibarra, la amiga de la infancia de Héctor.Fue entonces cuando descubrí que, a mis espaldas, no solo se habían casado, sino que ella también estaba embarazada.—A ver, chiquitín, pórtate bien y crece pronto para que tu mami no sufra tanto, ¿eh? Porque si no, cuando nazcas, le voy a decir a tu papá que te dé unas buenas nalgadas.De repente Héctor salió del consultorio con unos medicamentos en la mano para el cuidado del embarazo. Su rostro reflejaba una ternura especial, de padre primerizo, mientras extendía la ma
Baca selengkapnya