En cuanto apareció Santiago, los Núñez se acobardaron de inmediato.Hacía cinco años que Santiago había defendido personalmente a Yolanda, y los Núñez habían perdido estrepitosamente. La sombra de aquella derrota aún persistía.Gabriel fulminó con la mirada a Valeria y Yolanda, luego se dio vuelta para irse.—Abuela, el tiempo está de nuestro lado, no hay prisa.Sandra y los demás Núñez, aunque no estaban conformes, realmente temían a Santiago.—¡Hoy solo fue una advertencia para este par de desagradecidas, madre e hija! —Dijo Sandra con fiereza. —¡Para lidiar con ellas, tenemos muchas oportunidades en el futuro!Los demás Núñez asintieron, mostrándose de acuerdo con la anciana.Gabriel sostuvo a Sandra, llevándose a los Núñez por otro lado.Lina, viendo cómo huían con el rabo entre las patas, casi se río de la rabia.—¡Realmente son una banda de cobardes que intimidan al débil, pero se achican ante el fuerte!De hecho, desde que Santiago había salido, no había dicho una palabra, ni si
Read more