Esa noche, Sofía llevaba un abrigo negro delgado que apenas le cubría las caderas. La prenda le ajustaba la cintura con un cinturón bien apretado. Debajo, usaba un pantalón del mismo color y unas botas cortas de cuero, también negras, con el borde del pantalón metido dentro.Era alta, de figura esbelta y, bajo la luz de la luna y de los faroles, ese conjunto hacía que su silueta se viera aún más alargada. La tela del abrigo se movía con el viento y su cabello oscuro, suelto, pegándole en la cara, hacía resaltar el tono claro de su piel. Parecía que brillaba, como si la luna se reflejara en ella.Toda la escena parecía sacada de una película: Sofía, parada junto al auto, se veía como una figura recortada contra la noche. Su postura, firme y elegante, transmitía una energía contenida. Era delgada, sí, pero daba la impresión de tener una fuerza que se sentía incluso en el aire. Era, simplemente, impresionante.Isabella casi no la reconocía. Cuando Sofía le indicó que subiera al auto, no r
Read more