All Chapters of Los Trillizos Genios del CEO: Chapter 71 - Chapter 80

El comportamiento inusual de Alexander asustó a Noah.De inmediato, corrió de regreso al aula, pidió prestado el teléfono de la profesora y llamó a Samantha.—Mamá, algo ha pasado. Alexander parece estar bajo mucho estrés. Por favor, apúrate a Chelsea Creek, busca a papá y ve a buscar a Alexander. Pase lo que pase, tráelo a casa primero.Samantha encontró la llamada confusa.—Alexander, ¿de qué estás hablando?Claramente, quien le hablaba era el propio Alexander.¿Por qué Noah le pedía que fuera a buscar a Alexander?Noah estaba casi llorando mientras urgía:—No hay tiempo para explicaciones, ¡solo apúrate! Si no vas ahora, podría ser demasiado tarde. Te contaré todo cuando llegues a casa esta noche.Sin embargo, Samantha no podía comprender la situación. Frunció el ceño y preguntó enojada:—Alexander, si estás haciendo alguna travesura otra vez, me enojaré mucho. Compórtate bien en el jardín y deja de portarte mal.Dicho esto, colgó el teléfono con decisión.Al ver que Samantha no re

En una noche completamente oscura, un SUV negro se detuvo en un puente solitario. Dos hombres con gorras negras y mascarillas bajaron del coche, abrieron la cajuela y sacaron un saco. Ataron una piedra grande en la parte superior del saco y sin dudarlo lo lanzaron al río. El saco se hundió rápidamente hasta el fondo. Incontables burbujas emergieron en la superficie, y luego todo volvió a la calma.Despertando en el agua fría que empapaba el saco, Alexander abrió los ojos de golpe. Tenía los ojos inyectados en sangre por la falta de aire, y su cuerpo temblaba y luchaba sin cesar, intentando liberarse del peligro.Desafortunadamente, la cuerda de cáñamo que lo ataba estaba demasiado apretada. Por más que forcejeaba, su cuerpo se hundía rápidamente. La falta de oxígeno tornó su rostro color pálido, mostrando una expresión deformada y dolorosa. Sus rasgos estaban retorcidos y sus ojos parecían a punto de salirse de las órbitas. Parecía agonizar.—¡Alexander...!Samantha, despertando de re

Al verlo quedarse en silencio, Samantha continuó:—Temo que algo le haya pasado a Alexander. En toda la ciudad, tú eres la única persona a quien puedo acudir. ¿Me ayudarás a encontrarlo, por favor?Temiendo que él pudiera negarse, Samantha apretó con fuerza su mano y suplicó:—Te lo ruego, por favor ayúdame.Justin, sintiendo pena por ella, la abrazó de nuevo. Sus manos fuertes le acariciaron suavemente la espalda. Su voz profunda y ronca parecía tener un efecto mágico calmante, apaciguando su corazón inquieto.—No te preocupes; te ayudaré. Aunque tenga que cavar hasta tres pies bajo tierra, encontraré a Alexander por ti.Al ver que él aceptaba, Samantha finalmente respiró aliviada.Sus nervios tensos se relajaron un poco.En ese momento, el Maybach regresó.Con un “zoom”, se detuvo bruscamente junto al arcén.Antes de que el auto se detuviera por completo, la puerta del conductor se abrió. Ethan, envuelto en un aura helada, salió con el rostro sombrío. Se inclinó y se acercó a los do

Suzy no dejaba de monitorear la situación en la zona de Chelsea Creek.Cuando se enteró de que la familia Steele ya sabía de la existencia de Alexander, sintió que el corazón se le salía del pecho.Iba completamente cubierta: gafas de sol, una bufanda envolviéndole la cabeza y el cuello, y un abrigo ajustado. Se dirigió al lugar acordado para encontrarse con los hombres de Tiger.—Alexander no puede morir.Tiger, el jefe, con una belleza sentada en su regazo, escuchó sus palabras sin molestarse.—¿Y ahora me vienes con que Alexander no puede morir? —respondió con desdén—. Mis hombres ya cavaron la fosa.Suzy colocó su maleta sobre la mesa, introdujo la contraseña y la abrió.Una caja llena de dinero apareció ante los ojos de Tiger.Sus ojos brillaron de inmediato. La impaciencia desapareció de su rostro, sustituida por una sonrisa complaciente.—¿Qué quieres hacer? Dímelo y haré todo lo posible por ayudarte.Suzy se inclinó hacia su oído y le susurró su plan.Tiger asintió varias vece

Samantha buscó durante mucho tiempo en los alrededores hasta que finalmente vio un almacén abandonado.Apartó las malas hierbas que le llegaban a la cintura y se acercó sigilosamente, agachándose entre los matorrales para evaluar la situación desde afuera.Alexander, que había estado escondido en el árbol todo el tiempo, escuchó el alboroto abajo y pensó que podrían ser los secuestradores que regresaban. Su pequeño cuerpo yacía plano sobre una rama gruesa, observando con atención cada movimiento debajo.De repente…Una silueta familiar captó su atención.Alexander pensó que tal vez estaba viendo visiones. Se frotó los ojos con fuerza y confirmó que, efectivamente, era Samantha.Emocionado, Alexander gritó:—¡Mami...!Al escuchar la voz de Alexander, Samantha pensó que los nervios y la preocupación la estaban haciendo imaginar cosas. Se quedó inmóvil, tensa, dudando si moverse.Al ver que no le respondía, Alexander bajó del árbol con agilidad, corrió hacia Samantha y la abrazó con fuer