All Chapters of Los Trillizos Genios del CEO: Chapter 51 - Chapter 60

La grabadora continuó reproduciendo.La voz de Anna volvió a sonar:—Este es un cheque en blanco. Puedes escribir la cantidad que quieras, con la condición de que te alejes de mi hijo y de mi nieto.—¿Señora Steele? Tal vez hay algo que no ha entendido. No tengo ningún interés en Ethan, y jamás he pensado en casarme con él. Solo quería acostarme con él. Nada más. No hace falta que se haga responsable.—¿Sabe lo que significa “cada quien toma lo que necesita”? Yo quiero un hombre, él quiere una mujer. Satisficimos nuestras necesidades. Después de vestirnos, él sigue su camino, y yo el mío. Sin ataduras sentimentales.Cuando cayó la última palabra, una frialdad escalofriante se apoderó de la oficina.El rostro apuesto de Ethan se volvió sombrío, sus ojos brillaron con una furia casi sanguinaria.Anna guardó la grabadora con expresión inexpresiva y dijo:—¿Lo entiendes ahora? Esta mujer solo está jugando contigo, manipulándote. No siente nada por ti. ¿De verdad crees que vale la pena arr

Alexander subió valientemente las escaleras y llamó a la puerta del estudio, pero no obtuvo respuesta.Armándose de valor, abrió la puerta.De inmediato, una carpeta voló hacia él.—¡Lárgate! —rugió una voz furiosa.Rápido de reflejos, Alexander usó la puerta para bloquear la carpeta que venía directo hacia él, y con cuidado llamó:—¡Papi...!Ethan se quedó inmóvil, y el frío que lo rodeaba disminuyó visiblemente.Al notar el cambio, Alexander volvió a empujar la puerta del estudio, entró y colocó la bandeja sobre el escritorio.—Papi, el abuelo mayordomo dijo que no has comido nada en todo el día, así que te cociné personalmente un tazón de fideos.Al ver los fideos humeantes, los ojos de Ethan mostraron un destello de sorpresa.—¿Tú los cocinaste?Alexander le pasó el tenedor y asintió con fuerza.—¡Sí! Es la primera vez que cocino fideos para ti. Por favor, hazme el favor de probarlos, ¿sí?Pensar que su hijo, quien nunca había pisado la cocina, se había tomado la molestia de cocin

Samantha regresó a casa con el rostro pálido.Al verla, Yurika corrió hacia ella, preparada para preguntar cómo había ido lo de los bocetos. Pero al notar la palidez en su rostro, el corazón se le hundió de repente.Temiendo que Samantha estuviera desanimada, Yurika le dio una palmada en el hombro y la consoló:—Si los bocetos no pasaron, es porque no supieron apreciarlos. Eres increíble, Samantha. Si no fue esta vez, será la próxima.Samantha la miró en silencio, con los ojos oscuros, indescifrables.Yurika sintió un escalofrío bajo esa mirada.Nunca antes la había visto así.Demasiado aguda.Era como si estuviera frente a una persona completamente distinta.¿Por qué Samantha la miraba así?Samantha notó su expresión y desvió la mirada. Murmuró:—Suzy robó mi diseño.Yurika se quedó atónita.—¿Qué?Samantha dijo con voz apagada:—Hoy Ellena no solo me invitó a mí, también a Suzy. Resulta que ambas presentamos el mismo diseño. El de ella era el original, y el mío parecía una copia.Lo

Ethan se detuvo en la puerta de la sala de infusiones, observando a Samantha, cuyo rostro pálido hizo que su corazón se contrajera sin razón aparente.Quería entrar, pero vaciló.Se quedó en la puerta, indeciso.En ese momento, Wendy, quien había estado cuidando de Samantha todo el tiempo, recibió una llamada telefónica.—Lila, surgió un problema en la empresa. Tengo que volver urgentemente a solucionarlo. ¿Tienes algún amigo aquí? Puedo llamarlo para que venga a cuidarte.Eran compañeras de trabajo. No conocían nada de la vida privada de la otra.Samantha abrió lentamente los ojos. Su voz, ronca por la enfermedad, preguntó:—¿Tiene que ver conmigo?—Eh… —Wendy dudó por un momento y luego asintió—. Sí. ¡La familia Miller es muy influyente, y este asunto ha causado bastante revuelo! Con la fuerza de nuestra empresa, no podemos competir con ellos. Muchos socios están cancelando colaboraciones. Tengo que volver a hacer frente a esto.Samantha miró el suero.Aún quedaba medio frasco.Las

Samantha yacía en la cama, sintiéndose completamente débil.De pronto, su teléfono, que estaba sobre la mesita de noche, comenzó a sonar.En la pantalla apareció un número desconocido.Dudó un momento, pero al final contestó y murmuró:—¿Hola?—¿Sammie? ¿Estás enferma?La voz era profunda, ronca, y estaba cargada de una preocupación sincera.Al escucharla, Samantha no pudo evitar estremecerse.Era Justin.Instintivamente pensó en colgar la llamada.Como si hubiera presentido su intención, Justin dijo con urgencia:—Sammie, no cuelgues. Dijiste que no podíamos ser pareja, pero aún podíamos ser amigos, ¿recuerdas?Samantha dudó un momento, pero finalmente no colgó.Justin preguntó:—Me enteré de lo que te pasó. ¿Estás bien?Samantha respondió:—Gracias por preocuparte. Estoy bien.Su tono frío y distante hizo que a Justin le doliera el pecho.Reprimió la amargura que le subía por la garganta y dijo:—Yo sé que tú jamás plagiarías. Si necesitas ayuda, lo que sea, solo dímelo. Haré todo l