Camila recordaba que, al tocarle el hombro izquierdo, había sentido una cicatriz redonda. Pensó que quizá lo había imaginado, pero ahora, mientras él se vestía, la alcanzaba a ver entre la tela.Era pequeña, pero parecía bastante profunda.Para alguien como Gabriel, criado con todas las comodidades, una marca así resultaba muy poco común.—En una Cumbre Empresarial Internacional sufrimos un ataque. Una bala me atravesó el hueso del hombro.Lo dijo sin alterar la voz, como si relatara algo rutinario.Pero tan solo unas palabras bastaron para dejar a Camila con el corazón desacompasado."¿Una bala? ¿Un disparo? ¿Cuánto debe doler algo así?", pensó.Después murmuró:—Señor Gabriel, usted sí que es impresionante.—¿En qué soy impresionante? —preguntó él, girando la mirada hacia ella.Por lo general no le interesaban los elogios de nadie, pero cuando venían de Camila, quería escucharlos.—Siento que usted siempre enfrenta todo con calma. En el trabajo, en lo personal... No es como yo. Yo no
Read more