Laura estaba tan perdida en sus pensamientos que no reaccionó hasta que alguien volvió a llamarla.—Gerente Vega, por favor, vaya cuanto antes.—Ya voy. Sigue con lo tuyo.En cuanto la dejaron sola, sacó el celular y llamó de inmediato a Alejandro. Justo hoy él estaba fuera, en una reunión con clientes.—Alejandro, ¿qué hago? Tu papá vino a la empresa.Apenas escuchó eso, Alejandro se quedó pálido del susto.Estaba reunido con un cliente y, al oírlo, se incorporó de golpe:—¿Estás segura?—Me pidió que fuera a la oficina del presidente. No quiero ir —dijo mientras tomaba su bolso y caminaba hacia afuera. En cuanto pensaba en la familia Jiménez, le entraba pánico.—Laura, cálmate. Si papá pidió verte, es mejor que vayas. Él tiene más control que mi mamá. No va a hacerte nada. Regreso cuanto antes, aguanta un poco.Alejandro conocía demasiado bien el carácter de Julián. Si Laura intentaba escapar, solo lograría hacerlo enojar más, y esa furia acabaría cayendo sobre él.—No puedo. Tengo m
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