—Cariño, quiero sopa.Lorena miró a Paulo, poniendo su mejor cara, haciéndole un puchero y extendiéndole la cuchara.Paulo sabía que ella y su madre estaban metidas en otra bronca, pero le gustaba verla en esa actitud, buscando su atención de esa forma.—Está bien.Tomó la cuchara, agarró el tazón y, con toda la calma, rodeó la mesa, ignorando la expresión molesta de Carmen, para servirle una buena porción de sopa a Lorena.—Bebe despacio.Lorena tomó un sorbo y, exagerando un poco, dijo:—¡Uff, qué cosa tan deliciosa! Pero lo mejor de todo es que me la serviste tú, mi amor. Así que esta sopa trae todo tu cariño, y por eso sabe tan rica.—Cuando termines, te sirvo más.—Ahora quiero un poco de pescado.El plato estaba puesto justo en frente de Selena, así que Paulo tuvo que estirarse para alcanzarlo.Al ver esto, Selena, claramente molesta, empujó el plato hacia ellos con rabia.Lorena probó un bocado y, haciendo un gesto de asco, lo dejó caer en la sopa de Paulo.Él lo recogió y, sin
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