All Chapters of Divorcio pactado y libertad total: Chapter 11 - Chapter 20

Lorena pasó corriendo alegremente junto al auto de Cecilia. Su carita estaba maquillada como Blancanieves, se veía adorable.Pero Cecilia, al notarlo, palideció y bajó rápidamente del auto.Lorena era alérgica. Desde pequeña, Cecilia tuvo mucho cuidado. Si era maquillaje común, no lo toleraría.—¡Isabella!Al bajar, Cecilia vio a Lorena lanzarse a los brazos de Isabella, quien acababa de salir del ascensor.—¡Isabella, qué tardaron! Si no llegamos a tiempo, perderemos la obra.Isabella miró hacia donde estaba Cecilia y dijo con suavidad:—Lorena, ¿estás segura de que no podemos llevar a tu mamá también?—¡Claro que no!La niña alzó su rostro maquillado, con terquedad infantil:—No me gusta que mamá venga. —Isabella, por favor, no se lo digas, ¿sí?Antes fue al teatro con su mamá. Pero mamá solo la dejaba usar vestidos sencillos de algodón, y en la obra no la dejaba hablar. ¡Cero libertad!Pensando esto, Lorena rodeó el cuello de Isabella y se acurrucó contra su mejilla.—Me compr

Los comentarios hirientes llegaban a los oídos de Cecilia. Su mano, que sostenía a Héctor, temblaba. Recuerdos lejanos emergieron a la superficie.Nicolás mencionó una vez que le gustaban los lirios. Ella llenó la casa de lirios, aunque su alergia la hacía toser sin poder dormir. Más tarde supo que a quien le gustaban los lirios era a Isabella.Aun así, solo trasplantó los lirios al jardín trasero. Esperaba, de manera patética, que Nicolás la considerara comprensiva y tal vez sintiera algo de aprecio por ella.Luego, Nicolás dijo que odiaba a las mujeres habladoras. Ella aprendió a guardar silencio. Incluso durante el embarazo, cuando las náuseas le impedían comer, no se atrevía a quejarse.Y ahora, la recompensa de sus amigos era así.—Ceci, no escuches sus tonterías… La voz de Héctor, cargada de complejidad, sonó cerca de su oído.Cecilia alzó la vista.—¿No estabas borracho? ¿Cómo los oíste?—Estoy borracho, no sordo.La actitud de los amigos y familiares de un hombre hacia

Esa noche, Cecilia no durmió bien. En su mente desfilaban la ternura con que Nicolás miraba a Isabella y la mirada de adoración que ella siempre anheló pero nunca recibió.En medio del aturdimiento, el timbre del celular la sacó de su confusión.Sin fijarse en quién llamaba, deslizó la pantalla medio dormida. Del otro lado llegó una voz cargada de impaciencia.—¿Por qué demoraste tanto en contestar? Cecilia, cada vez tienes menos modales.Al oírla, Cecilia se estremeció.Era la madre de Nicolás, Claudia Ortiz Aguirre.Cecilia hizo una pausa, pero finalmente habló con calma:—Sra. Claudia, ¿en qué puedo ayudarla?—¿Acaso necesito un motivo para llamarte?Nunca le había caído bien. Siempre pensó que Cecilia no se merecía casarse con su hijo. ¿Por qué la contactaría sin motivo?Seguro necesitaba algo de ella.Al no recibir respuesta, Claudia se sorprendió al otro lado de la línea.Era la primera vez que Cecilia quedó en silencio.Pero Claudia no le dio importancia.—Me enteré de que D

Los tres dentro de la habitación se dieron vuelta al oír la voz. Sus expresiones fueron variadas al ver a Cecilia de pie en la entrada.Isabella retiró el peluche con incomodidad.—Es que vi a Lorena hospitalizada y pensé que estaría aburrida…Cecilia ignoró sus palabras y miró directamente a Nicolás.—Recuerdo que te contacté anoche y te hablé sobre las alergias de Lorena.Su voz temblaba y sus manos, colgando a los lados, también lo hacían.Tenía que admitir que aún le dolía ver a su hija así.—Ahora Lorena está hospitalizada por una alergia, y ni siquiera te molestaste en consultar qué cosas podrían desencadenarla. —Nicolás Aguirre, ¿así es como actúas como padre?Cecilia lo miró fríamente. Era la primera vez que le hablaba con tanta firmeza.Quizás por eso, los presentes tardaron un momento en reaccionar.Nicolás, sentado, frunció el ceño. La expresión de Isabella era aún más incómoda.—Lorena, lo siento, de verdad fue mi culpa no cuidarte bien, mejor me voy, descansa ya.—¿Ah?

Después de salir del hospital, Cecilia se obligó a calmarse y fue al centro comercial a comprar un regalo para el don Sergio.Aunque había decidido divorciarse, durante todos estos años en la familia Aguirre, fue gracias al apoyo de don Sergio que pudo vivir con dignidad.Antes de separarse, quería expresar su gratitud.Además, la cena familiar de esa noche era una buena oportunidad para mencionar su intención de divorciarse.Después de comprar el regalo, viendo que era casi la hora, Cecilia manejó directamente a la Mansión Aguirre.Como al don Sergio, ya mayor, le gustaba la tranquilidad, la mansión estaba en las afueras, rodeada de montañas y un lago, con un ambiente muy agradable.Aunque estaba lejos del centro, como la familia tenía chofer, era bastante conveniente.Al bajarse del auto, el auto de Nicolás se estacionó justo a su lado. Cecilia se detuvo. En ese momento, Lorena saltó del auto, con su voz llena de emoción y expectativa.—¿De verdad? Isabella, ¿me lo prometes?La ris