El Precio del Perdón
Después de dieciocho años perdida, mis padres multimillonarios finalmente me encontraron. Pero en el instante de nuestro reencuentro, la hija falsa cayó al suelo, llorando con lágrimas como perlas:
—Adiós, mamá, adiós, papá. Gracias por todo vuestro amor. Ahora que ella ha vuelto… este hogar ya no me necesita.
Mis padres, con el corazón destrozado, la abrazaron al unísono:
—¡Cariño, no digas tonterías! ¡Tú eres y siempre serás nuestra única hija de verdad!
Incluso mi prometido le declaró su amor frente a todos:
—Da igual quién seas. Mi corazón solo te pertenece a ti.
Mientras ellos giraban obsesivamente en torno a la impostora, yo agonizaba en una cama de hospital tras un brutal accidente. ¿La razón de su ausencia? Estaban ocupados celebrando el cumpleaños del perro de ella.
Así que empaqueté mis sueños y acepté la oferta de la Agencia Espacial. Sin una palabra a nadie, me sumergí en un proyecto confidencial de cinco años: la investigación pionera de satélites artificiales.
Pero he aquí la ironía: apenas me fui, toda la familia enloqueció. Recorrieron el país como locos, desesperados por encontrar el más mínimo rastro de la hija que una vez despreciaron.