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Capítulo 282

Penulis: Violeta
La expresión de César se ensombreció. Guardó silencio sin responder.

***

Al final del pasillo de una clínica privada en las afueras de la ciudad, se oían los gritos desgarradores de una mujer.

Estaban en un quirófano. Sira estaba atada en la mesa de operación y le habían cortado los tendones de la mano derecha sin administrarle anestesia. Cada vez que ella se desmayaba por el dolor, la despertaban a la fuerza.

La habían torturado tanto que ya había perdido la sensibilidad de su mano derecha. Ahora, ya no percibía el dolor. Miraba el techo con una expresión aturdida y adormecida, murmurando que quería ver a César.

El médico llevó a Nicole y César al quirófano. Cuando vio el miserable estado de Sira, César no se inmutó ni un poco. Ella no podía moverse, con las lágrimas rodando incesantemente por sus mejillas.

—César... ¡César! Prometiste protegerme. ¿Por qué... Cambiaste? —sollozó.

Los demás se retiraron de la habitación. César y Sira quedaron en el quirófano a solas. La mirada de César
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    Al día siguiente, apenas Celia salió de casa, se encontró con César. Ella no le mencionó nada de lo de la noche anterior, fingiendo haber estado realmente borracha.—Ana dijo que fuiste tú quien me trajo de vuelta a casa anoche. Gracias —dijo ella sin inmutarse y luego se dirigió directamente al ascensor.El hombre dio un paso adelante y la bloqueó, entrecerrando los ojos.—¿Solo eso? ¿Nada más?Ella, confundida, le preguntó:—¿Qué quieres decir?—¿Ya no recuerdas las tonterías que dijiste anoche?Celia apretó los labios, mostrando incomodidad.—Solo fueron disparates de borracha. ¿Te lo tomas tan en serio?César la miró en silencio.—Ya llega el ascensor. Déjame pasar.Celia lo apartó y entró en el ascensor. Hasta que las dos puertas metálicas se cerraron lentamente, sus figuras desapareciendo de la vista del otro. César permaneció inmóvil en su lugar por un momento antes de recibir una llamada de Nicole.—Jefe, hemos identificado a esas dos personas. No son gente de Sira Núñez ni de

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    Su mirada estaba llena de una mezcla de sentimientos con expectativas ocultas, y luego el brillo tenue se oscurecía todavía más entre anhelos. Si hubiera sido en el pasado, ella jamás habría visto esta expresión de desolación en los ojos de César. Evitó su mirada y le dijo:—Quiero ir al baño. Lo digo en serio…Se alejó apresuradamente, apretando inconscientemente las manos, sin atreverse a mirar atrás. Temía caer de nuevo en su mundo.Dentro del baño, Celia se retocó el labial frente al lavabo para verse un poco más animada. En ese momento, entró una mujer de mediana edad con un atuendo elegante.Llevaba una boina negra de encaje y estaba maquillada. Sus rasgos faciales eran refinados, pero había algo extraño en estos, como si se hubieran ajustado con cirugía, mostrando un poco de rigidez. Además, esa mirada suya le produjo a Celia una ilusión de familiaridad, como si la hubiera visto en algún lugar.Al ver que la mujer le sonreía, Celia le respondió con cortesía y luego desvió la mir

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