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Capítulo 09

Autor: Juan Pérez Rodríguez
La luna ya colgaba del cielo, suave y silenciosa como una caricia. Mientras tanto, Sebastián regresaba a las oficinas del Grupo Altamirano, donde la sala de juntas ya se había vaciado. Solo quedaba una figura despreocupada, sentada con las piernas cruzadas jugando con su celular.

—Por fin regresaste, Sebas —entonó Elías Ortega con sarcasmo, apagando el juego—. Dejaste tirada una videoconferencia internacional a mitad de camino, más de treinta millones de dólares en juego... Si no fuera por mí, ese trato se iba al carajo. Pero ahora tengo curiosidad, ¿qué pudo ser tan importante como para que salieras volando así?

Elías conocía a Sebastián desde hacía años y nunca lo había visto abandonar el trabajo por nada.

Sebastián se sentó en la cabecera de la mesa, frotándose las sienes.

—Inés tuvo problemas. Emiliano Cornejo y Mariana Altamirano están comprometidos. Mariana averiguó sobre la relación entre Inés y Emiliano y hoy fue al encuentro en casa de los Cornejo, usó un par de zapatos como e
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Último capítulo

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 170

    Después de alejarse de Emiliano, Inés, casi sin darse cuenta, terminó frente al reservado 202. Pero al estar parada allí, con la mano a centímetros de la manija, descubrió que no se atrevía a entrar.En teoría, lo correcto era entrar. Después de todo, ella era la “compañera designada” por Sebastián para ahuyentar a cualquier mujer indeseada, sobre todo para aplastar esa mala mujer llamada Alejandra. Según el plan, al enterarse de que estaban juntos, debía irrumpir en la sala, separarlos de inmediato y dejar clara su posición.El problema era otro: ¿y si Sebastián estaba allí por voluntad propia?Sí, antes siempre había mostrado rechazo hacia Alejandra, pero esta vez ya llevaban un buen rato dentro, sin que se escuchara ningún movimiento. El silencio podía significar armonía. Y si era así, tal vez Sebastián había cambiado de opinión, tal vez ahora sentía cierta atracción por ella.Al fin y al cabo, aunque estuviera casado con Inés, lo suyo era un matrimonio por contrato. Nada le impedía

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 169

    —Sebastián, ¿un hombre tan orgulloso y con tanta dignidad como tú va a aceptar ser usado como simple herramienta en una pelea de pareja?En este mundo ningún hombre tolera ser tratado como una simple herramienta. Y mucho menos tolera que su propia esposa ame a otro.Alejandra se coló en el Hotel Ascenso y, escondida, alcanzó a ver la escena en la que Inés intercambiaba miradas con Emiliano en la mesa, dejando a Sebastián a un lado. ¡Qué indignante le resultaba!Sebastián, un hombre único, frío y deslumbrante incluso con el gesto más severo, merecía ser amado con devoción absoluta, no manchado por una mujer de corazón dividido como Inés.Las palabras de Alejandra hicieron que, por primera vez, en los ojos sombríos de Sebastián apareciera un destello.Ella pensó que, al fin, él estaba aceptando sus advertencias. Pero entonces su voz sonó con un filo glacial.—Parece que la persona que te envió hoy fue Emiliano.—¿Q-qué…? —Alejandra se quedó rígida, fingiendo desconcierto.Sebastián esboz

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 168

    —Sebastián, en realidad ya quería decírtelo… —la voz de Alejandra salió baja, con un dejo nasal cargado de insinuación—. Después de un tiempo sin verte, estás aún más atractivo, más irresistible.Se inclinó un poco hacia él, sus labios rojos curvándose con picardía.—Sobre todo con este traje y esa corbata en tu cuello, me pones el cuerpo a mil. ¿Lo sientes? ¿Puedes sentir lo encendida que estoy?Esa mezcla de sensualidad intelectual y descaro era justo la personalidad que Alejandra había moldeado para seducirlo. Mientras hablaba, extendió la mano, las uñas pintadas de rojo escarlata, queriendo tirar de la corbata de Sebastián.Una parte de ella lo hacía con intención de provocarlo, pero otra, más sincera, admitía que no mentía: ese Sebastián tan frío y varonil la estaba tentando de verdad.Pero antes de que pudiera rozar siquiera la tela, un par de ojos gélidos, como cuchillas, la atravesaron. El rostro de Sebastián no mostraba deseo, solo una frialdad abrumadora.—Asquerosa.Una pala

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 167

    —Sebastián, ¿me estabas buscando? Era Alejandra, la sobrina de Estela.Durante años, antes de que Inés apareciera, había sido reconocida en toda Ciudad Esperanza como la mujer que más cerca estaba de convertirse en la esposa de Sebastián.A diferencia de la imagen sobria y serena de Estela, Alejandra poseía un rostro deslumbrante y un aire lleno de sensualidad. Sabía cómo realzar sus encantos y cada atuendo suyo delineaba con precisión sus curvas más atrevidas.Lo más inusual era que, junto a esa sensualidad, cultivaba una forma de hablar siempre educada, con un tinte intelectual y amable. Esa, de hecho, era la personalidad que Alejandra había formado cuidadosamente para Sebastián.Porque él no era como los demás herederos de Ciudad Esperanza. Había crecido con una infancia marcada por la soledad, sin la compañía duradera de familiares, y forjó un carácter frío y distante.Para un hombre así, lo que más le atraía era una mujer como “flor que sabe escuchar”, tierna y comprensiva. Lo qu

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 166

    Emiliano guardó silencio, pero por primera vez en muchos días se atrevió a mirar a Inés sin reservas.Su manera de vestir seguía siendo tan sencilla y fresca como antes, resaltando esa aura etérea que siempre había tenido, como si nada terrenal pudiera rozarla. Sin embargo, a diferencia de los trece años que pasó a su lado, ahora Inés irradiaba un filo distinto, una luz que al fin brillaba sobre ella con todo su esplendor. Era tan deslumbrante que costaba sostenerle la mirada.En realidad, Emiliano había estado escuchando oculto en la penumbra toda la conversación entre Inés y Mirna. Por un instante, de verdad quiso decirle que él no era como esos hombres que buscaban quebrarle el carácter ni aplastar su rebeldía.Pero… todavía no era el momento.Bajó un poco los ojos y, con voz grave, murmuró.—Inés, puedo mantenerme al margen de lo tuyo con Sebastián. Pero no quiero que él te engañe. Ya te lo advertí: no es tan transparente como aparenta.¿Transparente? ¿Él hablando de transparencia?

  • De Su Amor a Su Venganza   Capítulo 165

    —Yo pensaba que solo una enemiga podía ser tan cruel, pero resulta que quien me lo dice es mi madre.Inés dio un paso tras otro hacia Mirna, con el rostro lleno de desconcierto.—Pero señora, no basta con no abandonar a una hija para ser madre. Una madre debe cuidar la salud de su hija, proteger su corazón y su dignidad. Dígame con la mano en el corazón, ¿de verdad lo hizo?—Durante trece años en la casa de los Cornejo no dejó de humillarme, de usarme como comparación para resaltar a los demás.—Decía que no estaba a la altura de Mariana, que no merecía a Emiliano. Y ahora pretende que yo me someta a Sebastián, que me incline ante él. En el fondo todo se reduce a lo mismo: usted cree que no valgo lo suficiente para estar a su lado, que debo vivir con la cabeza gacha, como si hubiera nacido para lamer las botas de los demás.—Hubo un tiempo en que, bajo su influencia, llegué a creerlo. Me callaba los agravios, me tragaba las injusticias, convencida de que debía aguantar. Hasta que algui

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