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Capítulo 3

Penulis: Cereza
Sin embargo, Marcos regresó. Al ver las cosas desordenadas y la maleta abierta, suspiró:

—Llevamos 8 años peleando por lo mismo, ¿no te cansas? —Se refería, supongo, a que me celo por Laura.

Pero yo quería saber más bien cómo Laura se resignó a dejarlo volver. Pero al instante supe la respuesta:

—Laura dijo que seguro te habrías enfadado otra vez y me obligó a volver a consolarte, Sofía. ¿Cuándo vas a entender que Laura, para mí… es solo como mi hermana? —Se arrodilló a media pierna frente a mí y me rodeó con los brazos—. Si quieres comer pescado, mañana te llevaré a un festín de platos de pescado. Si no te gustan los lirios, le diré a Laura que no compre lirios nunca más. No te enfades, ¿vale?

Miré sus ojos sinceros y de repente me reí.

"Marcos, ¿te has olvidado? Desde que nos conocimos hasta que Laura se fue al extranjero en esos dos años tan cortos, tuve alergia tres veces por ella."

La primera vez que nos conocimos, me regaló lirios como presente de bienvenida. Me quedé con un gesto incómodo preparándome para rechazarlos, pero Marcos me los tomó antes y me los metió en el regazo:

—Es el cariño de Laura, tómalos primero y luego ponlos a un lado. —Pero fue por ese momento que me salió un sarpullido por todo el cuerpo y tuve que hospitalizarme.

En ese momento, aún no culpo a nadie. Cuando Laura se enteró, lloró desconsoladamente.

Marcos, para consolarla, la llevó a ver el fuego artificial más espectacular, dejándome sola en la habitación de hospital.

Pero luego me enteré por un amigo de Marcos que, Laura le había preguntado qué flores me gustaban, y le dijo que podía ser cualquier cosa excepto lirios. Cuando Marcos se enteró, dijo que Laura es despistada y que seguro entendió que solo podían ser lirios.

Las otras dos veces, Laura también tuvo excusas diferentes, y Marcos las creyó todas.

Esta es la cuarta vez, y además, no habrá una próxima.

En el silencio mutuo, Marcos notó la ropa que llevaba y sus ojos brillaron, —Hace mucho que no te veo con esta ropa.

Me incliné y entonces me di cuenta de que era mi vestido de compromiso, hecho a mano por mi madre.

Al empacar, descubrí que todos los vestidos eran de Marcos después del matrimonio, así que no quería llevarme ninguno.

Pero olvidé que ese traje de gala lo quitó Marcos con sus propias manos esa noche de compromiso, y me convenció para entregarme a él sin reservas.

Marcos miró mis ojos, sus ojos se tiñeron de deseo, y su respiración se volvió pesada, —Estos días he estado muy ocupado, no he podido estar contigo bien. —Se inclinó lentamente, y su respiración caliente rozó la zona sensible detrás de mi oreja.

Mi cuerpo se tensó involuntariamente. Oí mi propia voz fría y pálida, —Mejor no, Laura acaba de volver y no está acostumbrada al clima, más tarde necesitarás ir a acompañarla. —Marcos frunció el ceño, estaba a punto de hablar cuando sonó el teléfono.

Contestó la llamada con una expresión complicada y, antes de irse apresuradamente, se volvió para explicar por Laura, —No seas tan celosa siempre. Quédate tranquila aquí, enseguida vuelvo.

Se cerró la puerta. Me sentí sin fuerzas y me desplomé en el suelo, frotando con fuerza la parte de la piel que él tocó con la parte de atrás de mi mano.

Pero sentí que no podía limpiarme nunca. Superestimé mi capacidad de soporte, pensé que podía irme con calma.

Los movimientos de mis manos fueron cada vez más rápidos hasta terminar de empacar todo.

En menos de una hora, miré a mi alrededor, casi no había cambiado nada. Resulta que las huellas de una persona se pueden borrar tan fácilmente.

Dejé el acuerdo de divorcio y me fui por completo.
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