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El riñón y la fortuna que le dieron a mi hermana
El riñón y la fortuna que le dieron a mi hermana
Author: Carmen M

Capítulo 1

Author: Carmen M
—Señorita Serrano, todavía podemos esperar un poco más por otro riñón...

Escuché las palabras consoladoras del médico mientras negaba. Ya no tenía sentido seguir esperando... Todas esas cosas por las que había luchado antes ahora no significaban nada.

Apenas terminaba de completar los trámites del alta médica cuando el celular empezó a sonar sin parar.

—Lucía, ve corriendo al sur de la ciudad a comprar un plato de sancocho y tráelo... Lola acaba de despertar y quiere comer.

Antes de que pudiera decir algo, mi padre ya había colgado.

Si hubiera sido antes, definitivamente habría discutido con él, pero ahora... ya no.

Entré a la habitación de Lola llevando conmigo el dichoso sancocho. Mi madre estaba sentada junto a la cama dándole agua con mucho cuidado, mientras mi padre la miraba fijamente, preocupado de que sintiera alguna molestia.

Mientras yo, su hija biológica, me había convertido en la presencia más incómoda de la habitación. Al final, fue Lola quien notó primero que había llegado.

—Lucía, estás aquí...

Mi padre escuchó la voz de Lola, levantó la cabeza y me lanzó una mirada de odio antes de arrebatarme el sancocho de las manos.

—¿Por qué te demoraste tanto? ¿Querías dejar a Lola sin comida?

Mientras mi madre arreglaba el sancocho, comenzó a reprocharme:

—Lucía, ¡eres una inútil! Derramaste toda la sopa, ¿ahora qué va a comer Lola?

Sin más, mi madre tiró el sancocho a la basura.

Aunque ya había decidido no darle importancia a esas cosas, sentí una opresión en el pecho que me quitaba el aire. Me fui poniendo cada vez más pálida, pero nadie se dio cuenta.

—Por cierto, tu madre y yo ya hablamos y hemos decidido darle a Lola tus acciones como compensación.

Apenas mi padre terminó de hablar, me entregaron una carta de renuncia a la herencia patrimonial.

—Si no fuera por ti, Lola no habría tenido que sufrir esto. Si quieres arreglar las cosas, ¡firma de una vez!

Miré la carta en mis manos y sonreí.

—¡Pues ningún problema! ¡Haré todo lo que ustedes digan!

Sin dudarlo, le entregué a mi padre la carta ya firmada. Cuando vio mi nombre, su expresión se suavizó.

—Ya que renuncié a las acciones y a las propiedades, también le daré todas las empresas y bienes raíces en las que he invertido estos años.

En cuanto dije eso, los rostros de mis padres se iluminaron instantáneamente al sonreír. Mi madre, que normalmente detestaba cualquier contacto conmigo, hasta tomó mis manos entre las suyas.

—¡Lucía, me da tanto gusto que hayas entrado en razón! Cuando Lola esté bien, seremos la familia que siempre debimos ser.

Sentí el calor que venía de las palmas de mi madre y de repente me pareció todo tan irónico. Solo cuando le cedía todo a Lola, podía ver su sonrisa.

Me daba curiosidad saber cómo reaccionarían si supieran que todo lo de Lola era una actuación. ¿Se arrepentirían de haberme tratado así?

Lola vio que mi madre seguía tomando mis manos y sintió celos, así que comenzó a toser suavemente. En un instante, mis padres, se acercaron corriendo a ella.

Cuando cayó la noche, regresé a casa muerta del cansancio. Ni siquiera había podido tomar un sorbo de agua cuando escuché la voz distante de mi esposo, Esteban Rivas.

—Decidí que, cuando le den de alta a Lola, se venga para acá para hacerme cargo de ella.

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