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Capítulo 4

ผู้เขียน: Grace Rivera
Darius se giró hacia mí y dijo con impotencia:

—Natalia, deja de ser tan infantil. Ya he aceptado este matrimonio por el bien de nuestras familias. Mientras dejes de meterte con Celeste, te tomaré en serio, aunque no te ame.

Me quedé paralizada. No esperaba que siguiera sin saberlo. El acuerdo matrimonial ya se había traspasado a Celeste, otra mujer de la familia Blackwood.

Darius continuó:

—Sé que he estado ocupado con Celeste últimamente y te pusiste celosa. Por eso estabas tan molesta. Pero después de unos días más, no la volveré a ver.

Escuché sin decir una palabra. Finalmente me di cuenta de por qué no tenía idea de que el acuerdo matrimonial había cambiado.

Probablemente había estado tan concentrado en cuidar de Celeste que ni siquiera había asistido a las reuniones familiares. Se preocupaba por ella mucho más de lo que jamás lo había hecho por mí.

Sin embargo, debería haberlo sabido. Después de todo, Darius me trataba bien por obligación, mientras que su amor por Celeste era real.

Me quité esos pensamientos de la cabeza y sonreí con ironía.

—En realidad... deberías seguir viéndola.

—Natalia, siempre dices lo contrario de lo que quieres decir. ¿Cuándo serás honesta de una vez? —respondió, asumiendo que estaba teniendo otro ataque infantil.

De repente, su teléfono sonó. Una leve sonrisa curvó sus labios mientras se apartaba y llamaba suavemente a Celeste.

Curvé mis dedos y mi pecho se apretó fuertemente mientras escuchaba a Darius hablarle.

Cuando terminó la llamada, se giró para irse. Pero antes de hacerlo, me dio una palmadita en la cabeza con impotencia.

—Olvídalo y descansa un poco. No causes más problemas. Te recogeré en tres días para que te pruebes tu vestido de novia.

No respondí. En cambio, lo miré fijamente, como si intentara memorizar cada detalle de su rostro.

Al verme así se le encogió el corazón.

Darius sintió que yo era diferente de alguna manera.

—Natalia, ¿qué pasa?

Negué con la cabeza, reprimiendo la amargura que brotaba dentro de mí.

—Nada. Solo pensé que estarías feliz —respondí con una leve sonrisa.

Darius soltó una risa resignada.

—Mientras no causes problemas, supongo que seré feliz.

[Lo serás.] Pensé.

Después de verlo partir, miré mi billete de avión a New Verden. Solo faltaban 48 horas para embarcar.

***

Tres días después, Darius se dirigió a la tienda de novias con una pizca de emoción en su interior.

Al principio, había esperado sentirse incómodo acompañándome a hacer todas esas cosas que hacían las parejas. Pero ahora, se encontraba ansioso por verme con un vestido de novia.

Incluso pensamientos sobre la boda y la vida después de casarnos comenzaron a invadir su mente. Al ver su reflejo en el retrovisor, se dio cuenta de que estaba sonriendo.

Darius hizo una pausa. Se preguntó por qué sonreía así. ¿Podría ser que estaba enamorado de mí?

Pero él siempre me había visto solo como una hermana.

Un extraño aleteo se apoderó de su pecho, mezclado con confusión. Sin dudarlo, presionó más el acelerador.

Necesitaba verme lo antes posible. Quizás obtendría las respuestas que estaba buscando entonces.

***

Cuando Darius llegó a la tienda de novias, el personal le dijo que la hija de la familia Blackwood ya se estaba probando vestidos de novia.

Se hundió en una silla en el salón y esperó ansiosamente por mí.

Cinco minutos después, una figura de blanco salió del probador.

Darius se levantó instintivamente. Sin embargo, en el momento en que la vio, su expresión cambió.

—¿Cómo es que eres tú? ¿Dónde está Natalia?
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