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Capítulo 6
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Renacida: Elegí el Esposo de Mi Hermana Capítulo 10
Esa noche, Mateo regresó.Estaba borracho y, al entrar en la habitación, se lanzó sobre mí, y ambos caímos al suelo.—Estás borracho, voy a hacerte una sopa para despejarte.Intenté empujarlo, pero no se movió.Sus manos intentaban desabrocharse la camisa, y sus ojos, llenos de posesividad, me miraban intensamente.De repente comprendí que estaba completamente despierto.—Mateo, piensa bien en lo que estás haciendo. Nuestra relación es solo de trabajo, ¡no puedes tocarme!Me cubrió la boca con su mano y susurró en mi oído: —De cualquier manera, sigues siendo mi esposa, y yo quiero tocarte.Lo empujé con todas mis fuerzas.—No, quiero divorciarme de ti. No puedes tocarme.Al decir esto, la habitación quedó en un silencio absoluto.El rostro de Mateo se oscureció.—Sabía que querías dejarme.Mientras decía esto, me soltó, luciendo algo frustrado.—Clara, eres una mujer mala, ¿acaso ya me has olvidado?—¿Qué quieres decir?Lo miré con confusión.—¿Recuerdas a Mati?Sus palabras me trajero
Renacida: Elegí el Esposo de Mi Hermana Capítulo 9
—Ya le dije a mi madre que llenara la casa de cámaras de vigilancia. Cuando descubriera que Marcos estaba envenenando el vino, retirara el vino envenenado y cambiara el de ellos por uno con drogas.En ese momento, su voz se volvió más baja.—Pero parece que tienes mucho miedo de que muera. ¿Acaso te has enamorado de mí?No sé por qué, pero al decir eso, mi corazón comenzó a latir con fuerza.—No, no es eso. Solo me da miedo que mueras, porque entonces no tendría a nadie en quien apoyarme.Él sonrió radiante: —¿De verdad?Después de que Camila y Marcos fueron encerrados en la mazmorra, respiré aliviada.Me había librado de las dos personas que más temía.Ahora que había ganado suficiente dinero, el siguiente paso era pedirle el divorcio a Mateo.Estuve buscando una oportunidad, pero Mateo había estado muy ocupado últimamente y rara vez volvía a casa.Solo podía esperar el momento adecuado.Un día, escuché a los sirvientes decir que Marcos y Camila pedían verme.Primero fui a buscar a Ca
Renacida: Elegí el Esposo de Mi Hermana Capítulo 8
Marcos creyó cada palabra que le dije.Sus perversiones solo las conocían él y Camila.—Voy a encargarme de esa perra. —dijo.—Señora, espérame, cuando mate a Mateo y a ella, tú serás mi esposa y yo te mantendré.Después de decir esto, se fue.“Ja, ja, ¿de verdad cree que soy tonta?”¡No iba a ir con él!Inmediatamente fui a buscar a Mateo.Aunque su vida no me atañía demasiado, en esta vida él me había ayudado a ganar dinero y había sido muy cuidadoso al compartir su experiencia laboral conmigo.En la oficina, se mostró sorprendido al escucharme.—¿Tienes alguna prueba de que Marcos quiere matarme?Saqué mi grabadora y reproduje la conversación que había tenido con Marcos.Al principio, había una parte donde yo lo había seducido intencionadamente; me resultó incómodo escucharla.Me apresuré a explicar: —Era solo para ganarme su confianza.Mateo no respondió, pero su expresión se oscureció.Cerré la boca.En el siguiente instante, me abrazó fuertemente.Un aroma a pino me envolvió, y e
Renacida: Elegí el Esposo de Mi Hermana Capítulo 7
De repente, me di cuenta de que mis palabras lo habían malinterpretado, así que apreté las manos y dije rápidamente:—No, no, no. No es eso lo que quiero decir. Solo quería explicarte por qué hubo un conflicto.—Clara, ¿alguna vez has pensado en tener algo más íntimo conmigo?Él me miró fijamente.—Por supuesto que no —respondí al instante—. Ya te dije que solo quiero vivir sin preocupaciones a tu lado.—¿Solo eso?Asentí con fuerza, y él no dijo más. De repente, salió de la habitación de un portazo.No sabía qué había dicho que lo había molestado.Y tampoco quería averiguarlo.Solo quería lograr lo que yo quería.Al día siguiente, Mateo no me llevó a la empresa; me dijo que fuera a la filial por mi cuenta.Así que comencé a concentrarme en la gestión de la filial.Pensaba ganar diez millones y retirarme.Cada día buscaba proyectos, negociaba colaboraciones y generaba muchos ingresos para la empresa. La Doña Vega me permitió tomar mi propia parte de las ganancias.Mientras disfrutaba d
Renacida: Elegí el Esposo de Mi Hermana Capítulo 6
En los días siguientes, seguí a Mateo a la empresa para aprender.Aprendí muchas habilidades sociales y trucos comerciales.Un día, él incluso decidió llevarme a comer.Era a uno de los restaurantes más lujosos.Para mi sorpresa, allí me encontré con Camila y Marcos.Ella estaba cortando un filete para él, y al verme con Mateo, dejó de inmediato el cuchillo y el tenedor, mirándome con asombro.—Clara, ¿tú también estás aquí?Al darse cuenta de que había cometido un error, rápidamente corrigió: —Señor y señora, ¿ustedes también vienen a cenar?En el siguiente instante, escuché sus pensamientos.“¡Qué demonios! ¡Qué mala suerte encontrarme con ella precisamente ahora! ¡No puedo perder la cara!”—Sí, vine a cenar con Mateo.Tomé la mano de Mateo, y él no se opuso.Marcos se acercó rápidamente a saludar.—Hola, hermano, señora Vega.Mateo no les prestó atención y me llevó directamente a la mesa.Pude ver a Camila detrás de mí, furiosa y apretando los dientes.Seguro se preguntaba por qué M
Renacida: Elegí el Esposo de Mi Hermana Capítulo 5
Justo cuando Mateo estaba a punto de aceptar, entré en la sala.Saludé al británico en inglés.Luego tomé el frasco de esencia para el cuidado de la piel que había desarrollado y lo examiné.—Soy mujer, y entiendo mejor los productos para el cuidado de la piel. Esto solo tiene ingredientes blanqueadores, no es antiarrugas, ni antienvejecimiento. Además, usted es ingeniero, sabe mejor que yo que el blanqueamiento es solo un truco publicitario, su eficacia es insignificante. Así que me pregunto, ¿por qué esta fórmula vale tres millones?El británico se quedó atónito.Mateo me miraba con interés, sin interrumpirme.Supe que me estaba permitiendo hablar así.Así que me atreví a continuar: —Sin embargo, este es un producto extranjero y, dado que lo has promocionado en las redes sociales, la gente está familiarizada y confía en él.—Por lo tanto, puedo ofrecerte esta cantidad.Le hice una señal con el dedo.—¿Un millón?El hombre exclamó sorprendido.—Jack, un millón es una buena oferta. Pie
