Regina deslizó el dedo por la lista de contactos de arriba abajo, una y otra vez, hasta que no cupo duda: el número de Gabriel ya no estaba en su WhatsApp.¡La había eliminado!«¿Cómo podría siquiera gustarle?», pensó, invadida por una oleada de incredulidad.La rabia la consumía, y una puñalada dolorosa volvió a instalarse en su pecho.«¡Pues que me elimine! Total, no pensaba volver a buscarlo. ¡Se acabó y punto!»Aventó el celular al cajón, apagó la luz y se metió a la cama....Al día siguiente, una compañera de trabajo le ofreció dos boletos de cortesía para el cine. Le explicó que a su novio, que trabajaba en el metro, le habían dado diez y, como no iban a poder usarlos todos, quería compartir un par con ella.A las demás colegas les había dado solo uno; a ella, dos, porque sabía que no estaba soltera.Al principio, quiso sincerarse con su compañera y decirle que había terminado su relación, pero estaba segura de que entonces vendrían las preguntas sobre el porqué.Tras meditarlo
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