El encargado habló con sinceridad, esperando convencer a Gabriel para que abandonara la idea de someterse a la criopreservación.Sin embargo, independientemente de sus argumentos, Gabriel tenía una sola respuesta:—Independientemente de si en el futuro se logra la descongelación con éxito, no cambiaré de opinión —declaró con mirada firme, sin el menor atisbo de duda o vacilación—. Ya la perdí una vez. No la perderé una segunda.Si en el futuro lograban descongelarlos con éxito, entonces se encontrarían en el porvenir.Si no era posible, entonces la acompañaría al otro mundo.Las profundidades marinas eran tan oscuras, tan frías... sin él a su lado, ¿qué haría su pequeña, que tanto temía a la oscuridad y al frío?El encargado, habiendo dicho todo lo que podía decir, no tuvo más remedio que traer el formulario de consentimiento para la criopreservación y pedirle a Gabriel que lo firmara.Firma, examen médico, selección del ataúd criogénico... todos los procedimientos se completaron sin co
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