Semua Bab La venganza de la despreciada: Bab 31 - Bab 40

—Seguramente estás celosa porque Joaquín se enamoró de mí y te abandonó. Por eso, como una psicópata, destruiste nuestro símbolo de amor. Claramente lo planeaste todo: primero lo robaste y luego lo dañaste, ¡y todavía dices que soy mezquina! Papá, mamá, esta vez realmente es culpa de Julia, tienen que hacer justicia por mí...Ya que se trataba de demostrar quién actuaba mejor, Mariana naturalmente no se quedaría atrás. Primero acusó como si fuera la víctima, y luego hizo una confesión aparentemente sincera.—¡Sí! Tomé el brazalete de mamá, quería culparla a ella, pero el collar realmente no... Este me lo regaló Joaquín, es el símbolo de nuestro amor. Lo cuido más que nada, ¿cómo podría simplemente sacarlo así, y dárselo a ella? Ella tiene SIDA, ¿qué pasa si me contagio con el virus?... ¿Cómo podría arriesgar este collar? ¡Fue ella quien, por celos, lo tomó a escondidas! ¡Y deliberadamente rompió el collar! Sus intenciones son demasiado malvadas...Mariana confesaba entre lágrimas de ar

Ella acababa de mentir. Pero entre la verdad y la mentira, ellos no tenían manera de verificar. Con el carácter sensible, inseguro y desconfiado de Mariana, seguramente habría problemas con Joaquín.La barca del amor puede volcarse en cualquier momento. Veamos cuántos días más pueden seguir enamorados.A quienes la traicionaron, los iría arreglando uno por uno.*El lunes, Julia salió temprano para ir al centro de transacciones inmobiliarias a tramitar la transferencia de propiedad.Cuando llegó, Antonio ya estaba allí.Hoy Antonio vestía con sencillez: camisa blanca con pantalones oscuros, hombros anchos y cintura estrecha, proporciones perfectas.Sobre su nariz prominente llevaba aquellas gafas de montura dorada, que hacían que sus profundos y seductores ojos parecieran aún más cautivadores.Julia, al verlo, pensó que lucía ostentoso y llamativo, instintivamente le lanzó una mirada de desdén.Antonio estaba hablando por teléfono y, al ver acercarse a Julia, le lanzó una mirada intimi

Julia se sintió abrumada por la emoción, con los ojos ligeramente humedecidos.Antonio atendió otra llamada y, al colgar, levantó la mirada y notó su expresión conmovida, soltando una burla:—¿Qué pasa? ¿Llorando de felicidad por tener casa?Todas las emociones que Julia sentía se desvanecieron al instante, y le lanzó una mirada fulminante.Antonio, fingiendo curiosidad, frunció el ceño:—¿Los Campos saben que compraste esta casa?Julia guardó el título de propiedad en su bolso y respondió fríamente:—¿Y eso a ti qué te importa?El hombre curvó ligeramente los labios, respondiendo con descaro:—Cuando Joaquín se case con tu hermana, cuando me veas, ¿no tendrás que llamarme tío?Insinuando que eran familia, y además, él era de la generación mayor.Julia no esperaba tal descaro, y rio exageradamente:—Si no lo mencionas, casi lo olvido. Tu generación está muy por encima, con razón todo lo que dices suena tan paternal. Si tanto te gusta actuar como padre, ¿por qué no te casas y tienes hij

Julia se rio:—¿Qué, realmente planeas mantenerme?Joaquín ignoró su sarcasmo y dijo en voz baja:—Si necesitas dinero, puedes decírmelo. Te daré lo que sea.Julia pensó que este infiel era bastante generoso.Pero no esperaba que la siguiente frase fuera:—Pero no salgas a hacer ese tipo de cosas. Eres Julia después de todo. Si alguien te reconoce, no solo quedarás en vergüenza, sino que nosotros... también seremos objeto de burlas. Además, tienes esa enfermedad, es contagiosa. Si la gente se entera y llama a la policía, estarías cometiendo un delito...¡Julia estaba furiosa!Si Joaquín hubiera estado frente a ella en ese momento, seguramente le habría destrozado la boca.Estaba tan enojada que su mente colapsó, pensando en tantos insultos que temporalmente bloqueó su capacidad de hablar.Pero rápidamente recuperó la cordura, respiró profundo diciéndose a sí misma que no valía la pena rebajarse al nivel de un idiota, y se calmó, incluso esbozando una sonrisa.—De acuerdo, entonces dame

Tras pensar en cómo Mariana solía invadir su espacio cuando ella no estaba, Julia reflexionó brevemente y se le ocurrió un plan.—Val, ¿dónde hay un mercado de mascotas en la ciudad? —preguntó Julia repentinamente.Valeria, confundida, respondió:—¿Para qué quieres ir a un mercado de mascotas?—Para comprar una mascota.Valeria, siempre dispuesta a ayudar a su amiga, preguntó inmediatamente en su grupo de amigos y obtuvo una respuesta rápida.—Mira, este es el mercado de mascotas más grande de la ciudad. Dicen que venden de todo ahí. Cierra a las nueve de la noche.—¡Vamos a verlo! —exclamó Julia, tomando a su amiga del brazo y dirigiéndose allí en coche.Después de recorrer el mercado, Julia compró la "mascota" que quería.Pero Valeria temblaba de miedo.—Julia, ¿estás segura de querer llevar esa cosa a casa? ¿No... no te da miedo? —Valeria estaba tan asustada que apenas podía hablar.Julia sonrió con amargura, burlándose de sí misma:—Durante los tres años que viví en una pocilga, vi