En la sala de estar del primer piso, los tres miembros de los Campos discutían cómo acomodar a Julia cuando escucharon un grito desgarrador desde arriba, sobresaltándose.Antes de que pudieran preguntar qué ocurría, vieron a Mariana precipitarse por las escaleras, rodando hasta abajo.Todos palidecieron de terror y corrieron hacia ella.—¡Mariana! ¡Mariana!—¡Mariana, ¿estás bien?!—¡Llamen a una ambulancia!Todos se apresuraron a levantar a Mariana, que había rodado por las escaleras, preguntándole ansiosamente cómo estaba.Mariana, ya aterrorizada antes de la caída, ahora sentía dolor por todo el cuerpo, especialmente en el abdomen.Cubriéndose el vientre con las manos, con la boca temblorosa, apenas articuló:—Mamá... sal-salva a mi bebé... mi bebé, no puede pasarle nada...Antes de que terminara, Carlos notó sangre bajo ella y exclamó:—¡Mariana está sangrando!Todos miraron y efectivamente, el camisón de Mariana estaba teñido de rojo.Mariana, con los ojos desorbitados y temblando
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