Everett también mostró una sonrisa tranquila:—Loti, ya que estás bien, descansa un rato, ya me tengo que ir.Cuando Loti escuchó que Everett se iba, al instante le agarró la mano, con la cara pálida y los ojos llenos de lágrimas:—Everett, antes de que entrara a la sala de operaciones, dijiste que me ibas a prometer algo, ¿lo vas a cumplir, cierto?Everett asintió y habló con tono firme:—Te di mi palabra, no importa lo que pase, cumpliré lo que prometí.Cuando Loti escuchó esto, habló suavemente:—Everett, me gustas muchísimo, quiero estar contigo para siempre.Esta declaración repentina dejó a Everett sin palabras.Él se quedó callado por un momento y, sin apuro, dijo:—Loti, le prometí a tu hermana que me casaría con ella, no puedo salir ahora con esto.Loti le contestó, su voz quebrada:—¿No vas a fallarle a ella, pero no me vas a cumplir tu promesa? ¿Olvidaste lo que hiciste esa noche?El hilo en mi corazón se rompió en ese instante.Una ola de náuseas subió por mi garganta y no
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