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Capítulo 6

Penulis: María del Carmen
Mi papá me llevaba en secreto a comer a un restaurante francés porque Lotus no podía ir por sus problemas de salud, y él no quería quitarme esa pequeña alegría de mi niñez.

Mis padres intentaban tratarnos a ambas por igual, pero nunca imaginé que eso causaría tanto resentimiento en Lotus.

Lotus me miraba desde arriba, con una sonrisa de satisfacción:

—Siempre supe lo de la infidelidad de papá. Siempre lo ayudaba a cubrirlo. Él decía que esa señora era muy buena, más bonita que mamá, más amable que mamá, y lo más importante, tenía mucha plata, ella le compraba de todo.

—¿Pero quién iba a pensar que, la primera vez que se vieron, a papá lo agarrarían con las manos en la masa? Eres un amuleto de mala suerte…

De repente, levanté la cabeza y la miré, furiosa, deseando poder arrancarle un pedazo de carne.

El día que mi papá fue a ver a esa señora, tan pronto como llegué a su casa, tomé un vaso de agua que me ofreció y me quedé dormida.

Durante todos esos años cargué con la culpa de la infide
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  • Cenizas de un amor roto   Capítulo 11

    A Everett le llegó un video, grabado en la jungla, en un país muy lejano, donde se veía a mi mamá golpeada, con la cara hecha pedazos, insultando a Lotus, deseándole una muerte horrible, mientras también se acordaba de mí.Everett soltó el humo de su cigarro despacio y respondió con calma:—Sáquenle los riñones, y les doy la plata que les prometí.Vi esos ojos tan malvados de Everett y un miedo recorrió mi inerte corazón.Después me reí, dejando que toda la tristeza se fuera.Él todavía no sabe que mi hermana le tiene una sorpresita.Estos días, Everett ni siquiera se apareció en la empresa. Cada día, después de ponerse borrachísimo, abrazaba la urna con mis cenizas y gritaba mi nombre. Me daba un asco tremendo verlo.Después de pasar un rato cerca de él, Axel lo levantó del piso con apuro en la voz:—Señor Beasley, hay un problema grave. Se filtraron los archivos confidenciales de la empresa, bloquearon nuestro proyecto más importante, la competencia ya tiene acceso a toda nuestra tec

  • Cenizas de un amor roto   Capítulo 10

    —Lo que más lamento en esta vida es haberte amado. Si tuviera la oportunidad de vivir otra vez, desearía nunca volver a cruzarnos.Las lágrimas de Everett caían una tras otra, empapando la carta.Yo solo lo miré, hasta que salió disparado de la habitación, agarró las llaves del carro que estaban en el vestíbulo y se fue directo al hospital.Cuando Lotus lo vio, le brillaron los ojos y gritó con mucha emoción:—Everett, ¿A dónde vas con tanto afán?Everett se acercó rápido a la cama de Loti, con una mirada llena de rabia, le apretó el cuello sin pensar.Loti se asustó tanto que se quedó de piedra.Su cara se puso roja como un tomate y, con las manos, trataba de quitarse a Everett de encima.—¡Loti! ¡Señor Beasley, ¿qué está haciendo?! ¡La vas a matar!Mi mamá corrió hacia ellos, golpeando como pudo a Everett hasta que logró separarlo de Lotus.Mi mamá abrazó a Lotus, que seguía tosiendo, y le gritó a Everett:—¡Señor Beasley, a Loti la salvamos con todo el esfuerzo del mundo! No importa

  • Cenizas de un amor roto   Capítulo 9

    Aunque me repetí mil veces que no debía estar triste por lo sucedido, que no debía sentirme mal, no sé por qué, mis lágrimas bajaban como ríos.Ahora sé que, incluso después de convertirme en un fantasma, también se puede llorar.Mi mamá seguía hablando sin parar, sin darse cuenta de que la mirada de Everett se ponía cada vez más intensa, llena de un instinto asesino.Cuando ella dijo la frase "tiré las cenizas", Everett le agarró el hombro con tanta fuerza que casi se lo rompe.Axel luchó con todas sus fuerzas para apartar a Everett, acercándose a su oído para suplicarle:—Señor Beasley, si no va ahora mismo a buscarla, a buscar las cenizas de la señorita Colonna… nunca las vamos a encontrar.Lotus, sin importar que estaba recién operada, salió corriendo de la habitación y gritó con voz quebrada:—Everett, ¿es que ya no me quieres como antes?—Mi hermana ya no está, ¿acaso no te importa si también me pierdes a mí?Everett se detuvo, pero no miró hacia atrás:—Te he dicho muchas veces,

  • Cenizas de un amor roto   Capítulo 8

    Everett también mostró una sonrisa tranquila:—Loti, ya que estás bien, descansa un rato, ya me tengo que ir.Cuando Loti escuchó que Everett se iba, al instante le agarró la mano, con la cara pálida y los ojos llenos de lágrimas:—Everett, antes de que entrara a la sala de operaciones, dijiste que me ibas a prometer algo, ¿lo vas a cumplir, cierto?Everett asintió y habló con tono firme:—Te di mi palabra, no importa lo que pase, cumpliré lo que prometí.Cuando Loti escuchó esto, habló suavemente:—Everett, me gustas muchísimo, quiero estar contigo para siempre.Esta declaración repentina dejó a Everett sin palabras.Él se quedó callado por un momento y, sin apuro, dijo:—Loti, le prometí a tu hermana que me casaría con ella, no puedo salir ahora con esto.Loti le contestó, su voz quebrada:—¿No vas a fallarle a ella, pero no me vas a cumplir tu promesa? ¿Olvidaste lo que hiciste esa noche?El hilo en mi corazón se rompió en ese instante.Una ola de náuseas subió por mi garganta y no

  • Cenizas de un amor roto   Capítulo 7

    —Quédate tranquila, deja que ella se quede en la casa a pensar un rato, no te preocupes por ella.Esa noche, después de las súplicas de Lotus, Everett no regresó a casa.Se apoyó en la ventana del pasillo de incendios, fumando, mientras sacaba el teléfono y llamaba una y otra vez al teléfono fijo de la casa de campo.El teléfono estaba ocupado, y Everett no pudo comunicarse, así que no tuvo de otra que llamar a su asistente, Axel.—¿Estás seguro de que el teléfono de la casa solo puede recibir llamadas y no hacerlas?Axel respondió con firmeza:—Señor Beasley, estoy completamente seguro.Everett inhaló profundamente el humo y dijo:—Mañana ve a revisar, ¿por qué el teléfono de la casa de campo sigue ocupado y desde hace cuánto no funciona?No sé qué pensaba Everett, pero seguía llamando al teléfono fijo de la casa de campo de vez en cuando y pasó la noche sin dormir.Al día siguiente, el médico llegó temprano para despertar a Lotus:—En un momento va a empezar la operación, ¿estás prep

  • Cenizas de un amor roto   Capítulo 6

    Mi papá me llevaba en secreto a comer a un restaurante francés porque Lotus no podía ir por sus problemas de salud, y él no quería quitarme esa pequeña alegría de mi niñez.Mis padres intentaban tratarnos a ambas por igual, pero nunca imaginé que eso causaría tanto resentimiento en Lotus.Lotus me miraba desde arriba, con una sonrisa de satisfacción:—Siempre supe lo de la infidelidad de papá. Siempre lo ayudaba a cubrirlo. Él decía que esa señora era muy buena, más bonita que mamá, más amable que mamá, y lo más importante, tenía mucha plata, ella le compraba de todo.—¿Pero quién iba a pensar que, la primera vez que se vieron, a papá lo agarrarían con las manos en la masa? Eres un amuleto de mala suerte…De repente, levanté la cabeza y la miré, furiosa, deseando poder arrancarle un pedazo de carne.El día que mi papá fue a ver a esa señora, tan pronto como llegué a su casa, tomé un vaso de agua que me ofreció y me quedé dormida.Durante todos esos años cargué con la culpa de la infide

  • Cenizas de un amor roto   Capítulo 5

    Durante todos estos años con Everett, él me ha consentido mucho.Me encanta comer comida callejera, y aunque Everett, que creció en un ambiente de muchos lujos, y que solo come comida cara, siempre me acompañaba a cualquier parte.Aunque después de comer siempre tiene que ir al hospital por alguna intoxicación.Desde que me enfermé, Everett no dudó en darme los mejores tratos, él hubiera preferido sufrir en mi lugar.A menudo se quedaba despierto conmigo, y cuando sentía dolor, él me abrazaba y me traía agua.Incluso trataba de mediar entre mi mamá y yo, y a menudo, le enviaba regalos a mi mamá y a Lotus en mi nombre, tratando de que mi madre sintiera más cariño por mí.¿Cómo pudo cambiar así Everett cuando era tan bueno?Las conversaciones entre Everett y Lotus eran larguísimas, pasé mucho tiempo leyendo y no llegaba al final, así que decidí empezar desde el principio.Cuando terminé, todo quedó claro.Everett había visto el colgante y pensó que Lotus había sido la que lo salvó.Lotus

  • Cenizas de un amor roto   Capítulo 4

    Para poder seguir, me apoyé como pude con el cuerpo adolorido y empecé a buscar las llaves por toda la casa. La puerta estaba cerrada y Everett había dejado bastante comida en el refrigerador, con una nota pegada que decía:—Come tres veces al día, cuídate mucho y espérame. Con una sonrisa amarga, arrugué la nota y la tiré directo a la basura. ¿Qué se suponía que era aquello? ¿Acaso creía que ese detalle me iba a hacer creer que le importaba? ¡Ni el más estúpido caería en eso! Estuve buscando un buen rato, sin encontrar las llaves por ningún lado, sin embargo, sí di con un celular viejo de Everett. No tenía chip, pero el historial de conversaciones seguía ahí. Él y Lotus hablaban casi todos los días. Al principio, Lotus lo llamaba «cuñado», con respeto, pero, después de una metida de pata, todo cambió. Everett le mandaba mensajes a cada rato, arrepentido: —Perdón, estaba borracho y te confundí con Serena, Loti... ¿puedes guardar el secreto, por favor? Lotus l

  • Cenizas de un amor roto   Capítulo 3

    Me reí con fastidio.—Everett, ¿cuántas veces tengo que repetírtelo? ¡Me estoy muriendo, no puedo quedarme esperando otro maldito riñón!A él le cambió la cara por completo y me empujó con fuerza contra la cama.—¿En serio vas a armar este show por un mísero riñón? ¿En serio es para tanto? Si vas a seguir diciendo que te vas a morir, entonces hazlo y deja de estar molestando. ¡Me tienes harto!Después de gritarme, salió de la habitación sin voltearme a ver.Poco después, escuché el sonido de un motor arrancando allá abajo. Everett se había ido de la casa.No pude evitarlo. Escupí sangre y me desmayé sobre la cama.No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero me despertó el timbre de un teléfono.Abrí los ojos, medio dormida, sin ganas de contestar, pero el teléfono fijo junto a la cama no dejaba de sonar.Al final, contesté, y escuché la voz de Lotus, con un tono que me puso los pelos de punta:—Hermana, ¿te la estás pasando bien allá solita?No dije nada, pero Lotus siguió

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