«Seguro que las ganas de ahorcar a la gente son contagiosas», pensó Julieta, sintiendo un impulso irrefrenable de hacerle lo mismo a Diego.Se escondió de inmediato detrás de él para que Leonardo no pudiera verle la cara.—Diego, por favor, no le digas a nadie que me disfrazo para parecer fea, ¡menos a tu tío!—¿Por qué? —Diego la miró, extrañado.—Porque... es complicado. Diego, te lo ruego, no digas nada de esto, por favor, guárdame el secreto.Al ver la seriedad en la expresión de Julieta, Diego asintió.—Está bien, te prometo que no diré nada. Pero tú tienes que prometerme algo a mí.—¿Qué cosa?—Que vas a ser mi novia.…«Este tipo sí que es un aprovechado.»—No. Diego, ya te dije que no me gustas. ¿Podrías dejar de insistir, por favor?—Entonces dame una oportunidad. Intentémoslo. Mira, sé mi novia por un mes. Si después de un mes sigues sin sentir nada por mí, te juro que te dejo en paz.«¿Tenía opción? No, ninguna.» Leonardo ya venía hacia ellos a paso rápido.«Se acerca, se ac
Read more